#opinión: Articulo 43 de nuestra Constitución por: Rafael Torres

Dice así:”El derecho a la vida es inviolable. Aparece en el Capítulo III, de los Derechos Civiles. He querido tomar este artículo e irlo analizando, detalladamente, porque “existen instituciones encargadas de brindar justicia”; también las de salud, entre otras, que violan constantemente, la madre de todas las leyes en Venezuela, como es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, según Gaceta Oficial No. 36.860, del 30 de Diciembre de 1999. Nosotros como venezolanos, tenemos que protestar enérgicamente, sin miedo y con todo el Derecho que nos corresponde, que se nos respete nuestra vida.
Todos tenemos derecho a seguir viviendo. Que nos brinden protección. Que no sigan burlándose del pueblo, con la, fulana, operación desarme, que ya lleva años archivada en la Asamblea Nacional, y no se le ve “el queso a la tostada”, según el refranero popular. Ah, que salieron a la calle 4, 5,8, 10 mil funcionarios de la Policía Nacional, a cuidarnos, pero resulta que no se ve ni uno en los barrios y en la calles del centro de la ciudad, y si por suerte logramos ver a uno, éste pasa en una moto, como si estuviera compitiendo, es decir, pasan “a millón”.
También, los vemos, cuidando las zonas comerciales o derrochando físico. Y, entonces, hasta cuando nos seguimos calando, los planes fracasados de este gobierno en materia de seguridad. Señores hay personas amenazadas de muerte junto a sus familiares, y las denuncias no prosperan en las fiscalías, en los tribunales, mucho menos en la policía. Vamos a refrescarles un poco la memoria a quienes conforman la justicia en Venezuela.
Por ejemplo, de las competencias de Ministerio Público, en su art. 16, numeral 1, habla de “velar por el efectivo cumplimiento de la Constitución, los tratados, acuerdos y convenios internacionales, válidamente suscritos y ratificados por la República, así como las demás leyes”, entre otras. La Ley Orgánica del Servicio de Policía y del cuerpo de Policía Nacional Bolivariana, nos presenta un brillante librito con artículos, pero que no las ponen en práctica. Por ejemplo, el artículo 8, dice así: “Los cuerpos de policía darán una respuesta oportuna, necesaria e inmediata para proteger a las personas y a las comunidades, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad, riesgo o daño para su integridad física, a su hábitat y sus propiedades”. Legan, después que el hampa ha asesinado a una persona.
Ahora bien, vuelvo a preguntar, ¿qué pasó con los módulos policiales? ¿Por qué están, completamente, abandonados? ¿Qué pasó con los recorridos por los barrios, las famosas redadas, los menores de edad en las calles a altas horas de la noche? La ley Orgánica de la defensoría del Pueblo, en su art 4, indica: “los objetivos de la Defensoría del Pueblo son la promoción, defensa y vigilancia y en el numeral uno, nos habla de Los Derechos Humanos, entre otros.
Mientras tanto, la Ley Sobre la Violencia Contra la Mujer y la Familia, es otra ley violada, a más no poder. Esta ley comienza muy bonita, como todas. El art. 1 dice: “Esta Ley tiene por objeto prevenir, controlar, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y su familia, así como asistir a las víctimas de los hechos de violencia previstos en esta Ley”. Tampoco se cumple. ¿Cuántas mujeres han perdido la vida de manos de asesinos y no pasa nada, las siguen asesinando. Y si nos vamos al Código Penal y el Código Orgánico Procesal Penal, son peores sus violaciones. Las víctimas y sus familiares reclaman justicia y nada que les llega. En conclusión, aquí en Venezuela las leyes no se cumplen como deberían ser. Cada día aumenta y aumenta el número de personas asesinadas, mientras el gobierno la da la espalda al pueblo, quedando demostrado, una y mil veces más, que sólo somos tomados muy en cuenta, cada vez, que se acercan unas elecciones. Ante esta terrible situación que estamos viviendo, del problema de inseguridad, sólo nos quedaría tomar más conciencia, a quienes debemos elegir o no, para que nos brinden mayor y mejor seguridad, que no la vemos por ninguna parte. Todos merecemos seguir viviendo, hasta que nos toque marcharnos, según la ley de Dios. Nadie puede estar por encima de Dios. Bolívar lo dijo:” Nada se ha hecho cuando aún falta que hacer”.