Trabajador, cariñoso y apegado a la iglesia, siempre pendiente con su familia y con toda una vida por delante. Franger José Mambel no logró completar los sueños y ambiciones que le deparaba la vida, luego de ser brutalmente asesinato junto a dos amigos y vecinos del barrio Cerro Gordo, donde residía junto a sus padres.
Sus familiares lo recuerdan como un muchacho jovial, siempre alegre y educado. Le gustaba estar con sus amigos, pasar un buen rato jugando al fútbol con los muchachos de la cuadra en la cancha de El Triunfo y pasear con su novia.
Siempre estuvo alejado de los vicios y contrario a muchos de los jóvenes de la zona, era apasionado por el trabajo.
Su hermana, Yolimar Mambel, relató cómo le gustaba ayudar en el taller de bordado y confección de franelas que tiene la familia en El Trompillo, donde aprendió las diferentes técnicas, además de acompañar a su padre en las labores de herrería y junto a su cuñado en la carpintería, cuando el trabajo lo ameritaba.
Sus ojos se iluminan, se llenan de lágrimas de tristeza y dolor al hablar de Franger, el menor de tres hermanos y por ende el más consentido y protegido por toda la familia.
“Siempre estábamos pendientes de él cuando salía y con quién andaba, para estar tranquilos y que no fuese a pasarle nada en la calle. En Navidad, para protegerlo de todo el peligro que invade las calles en la época, lo mandábamos a Boconó con la familia y allí estaba hasta enero. Siempre quisimos protegerlo y muchas veces nos reprochaba que lo llamáramos tanto para saber dónde estaba. Nos decía que estaría bien y nos daba tranquilidad, pero nada de eso fue suficiente para evitar toda esta tragedia”.
Era muy cercano a la iglesia y planeaba junto a su hermana acudir al Encuentro Mundial de la Juventud, a realizarse en julio del 2013 en Brasil; y para ello habían organizado una serie de actividades de recolección de fondos a fin de poder ser partícipes en tan importante evento. Ya había participado en el encuentro nacional que se llevó a cabo en Valencia y quería completar la misión.
Además, compartía con los niños del barrio, ayudándolos a completar sus labores escolares e inculcándoles las buenas costumbres que desde su hogar llevaba a donde fuese.
“Una de sus bondades es que en oportunidades él colaboraba con los niños de la comunidad en ayudarles en los dibujos y maquetas que les mandaban a hacer sus maestros. Lo hacía sin ninguna remuneración, sólo con la intención de compartir con ellos y ayudarlos en sus tareas”.
Su gusto por el deporte lo llevó a inclinarse por estudiar Educación Física, además de su profundo cariño por los más pequeños. Se encontraba esperando el cupo para continuar sus estudios, luego de graduarse de bachillerato en el Liceo Simón Rodríguez.
Líricas de la vida
Uno de sus sueños más añorados era convertirse en un insigne representante del Hip-Hop local. Con un grupo de amigos del barrio grababa canciones y escribía las líricas que describían el quehacer cotidiano, improvisaba rimas con una pista pegajosa y le gustaba la movida urbana, dibujar y hacer grafittis.
También pintaba murales de paz y conciliación en la cuadra cercana a su casa y en su cuarto se atrevió a dejar un recuerdo que quedará por siempre para su familia: un autorretrato hecho de su propia inspiración y talento.
“Era un muchacho alegre, dinámico y trabajador. Nunca le conocimos malas juntas y siempre estábamos pendiente de él. Su partida dejó un gran vacío en la familia y esperamos que se haga justicia. Tenía 20 años y cumpliría los 21 el 26 de septiembre, fue una gran pérdida y sin ningún motivo”.
Triste pérdida
Las familias de Franger José Mambel, Edson Javier Díaz Puerta y Jhonder Alexander Quintero, llegaron a conocerse justo después de su desaparición en Cerro Gordo y algunos aún se reúnen y comparten las diligencias para lograr resolver el caso que actualmente se encuentra en la Fiscalía 21. Sin embargo no hay rastros de los culpables ni testigos que puedan dar fe de lo que sucedió ese día.
“Los asesinos limpiaron todo, no dejaron ninguna pista, se los llevaron a ese terreno lejano y ese mismo día los mataron sin ningún tipo de justificación, y arrebatándonos a Franger. Es un dolor que compartirmos tres familias y un caso que no ha tenido solución”.
El caso de la masacre de los jóvenes de Cerro Gordo es otro de los tantos que llenan los archivos de la Fiscalía local, impune ante la ausencia de pruebas, testigos y pistas que den con el paradero de los asesinos de los muchachos, inocentes y sin ningún tipo de antecedentes.
“Siempre nos reunimos con los otros familiares de los muchachos, pues es un caso que no puede olvidarse y necesitamos que se haga justicia. Lo único que pedimos es que esto no quede impune, que encuentren a los asesinos, pero al parecer cada vez hay más muertos en este país y no pasa nada. No hay justicia”.
Fotos: Reproducción Jairo Nieto