Con lágrimas en los ojos, el presidente estadounidense, Barack Obama, sumido en una «abrumadora pena», calificó este viernes de «crimen atroz» el tiroteo en una escuela primaria de Connecticut (noreste), y prometió una «acción significativa» para poner fin a este tipo de tragedias.
«La mayoría de aquellos que murieron hoy eran niños, preciosos niños pequeños de entre cinco y 10 años», dijo Obama, que lamentó que perdieron «toda una vida por delante: cumpleaños, graduaciones, casamientos, hijos propios».