#opinión: Lectura – La primera educadora por: Carlos Mujica

¿Quién enseña al niño a fijar la mirada, a erguirse, a caminar, a caerse, etc.? Educacionalmente nadie se ocupa de ello. ¿Quién es ese quién? Todo ese aprendizaje con los cuales nos sorprenden los niños en sus actividades iniciales vitales es para nosotros prácticamente desconocido. Todas esas cosas del niño nos sorprende, nos llama la atención, nos asombra. -¡Mira! ¡Ya fija la mirada;! ¿Qué estará mirando? ¡Es maravilloso,! –dice la madre; ¡Qué hace que nació! Otro día de otros días transcurridos, el niño indeciso y tembloroso se yergue sujetado de la baranda de la cuna. Experimenta desconocidas sensaciones, siente sus fuerzas y habilidades. ¡Zas..! se sostiene parado. Las piernas siente se le resienten; no logra la total estabilidad. Suelta una mano, la otra continúa con sus torpes deditos aferrada a la baranda. Se mece, tambalea, no tiene seguridad; al fin puede estabilizarse. Seguro de sí, sin saberlo, ensaya levantar un pie, lo intenta, trastabilla, se estabiliza. Articula la rodilla sin inconveniente. El pie lo mantiene suspendido. La intención es dar el paso. La pierna en ángulo abierto mantiene el pie en posición de avanzada. La mano de la baranda no se suelta; estira la pierna para apoyar el pie, consigue dar el paso, pero se cae de nalgas.
Fijar la mirada, erguirse, dar el primer paso, caerse es aprendizaje; son fenómenos para el niño a los cuales los adultos llaman experiencia. Son, pues, sus primeras experiencias no conscientes. ¿De quién recibe el niño estas enseñanzas? Cuando va a la escuela por primera vez, la primera clase es la socialización, reunirse con otros niños, pero todo lo que en la escuela sucede tiene por finalidad una enseñanza propuesta y la escuela es la responsable de su aprendizaje. Pero, ¿quién imparte la enseñanza inicial al niño?
Entre el niño y la naturaleza hay una relación de naturaleza. La naturaleza ha programado en él para su desarrollo inicial todo lo necesario para que se vaya liberando paulatinamente de su aparente inamovilidad. De modo que la naturaleza es la responsable de que el niño aprenda a fijar la mirada, consiga erguirse, darle utilidad a sus manos, articular sus piernas y dar el primer paso, caerse.
Pues, bien, el gran enigma de quién otorga esa primera enseñanza es nada menos que la madre naturaleza. Muy calladamente desde el mismo momento de la concepción ella todo lo ha arreglado de modo que el niño en los momentos necesarios hará uso de sus potencialidades intrínsecas e irá dando cumplimiento a las enseñanzas de su aprendizaje psico-biológico. Nos referimos, como es natural, al niño normal. Todas esas cosas a las que minuciosamente nos hemos referido son secuencias de la naturaleza concebidas por ella en el ser natural del niño como sus primeros aprendizajes.
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