A través del Consejo Federal de Gobierno, la organización comunal del barrio Santa Bárbara, consiguió recursos por 956 mil 160 bolívares para sustituir 10 ranchos por viviendas.
Según la valla situada en la entrada de la barriada, el tiempo de ejecución es de 13 semanas, plazo ya vencido al tiempo que los beneficiados siguen viviendo en condiciones deplorables, inseguras e insalubres.
Quedó en la calle
Tal es el caso de Elizabeth Mujica, quien junto a doce personas más habita un paupérrimo rancho con peligro de desplome por el torrente de agua que baja del sector Fortunato Orellana y Escuela Gladys Briceño.
Hace algún tiempo, el consejo comunal de Santa Bárbara invitó a Mujica desalojar el rancho para poder sustituirlo con la construcción de una vivienda digna, pero pasados los meses, fue notificada que los recursos nunca llegaron, quedando a la intemperie, junto a sus hijos y familiares.
Debido a su estado de indefensión, y luego de muchas diligencias, la Alcaldía de Palavecino donó a Mujica algunas tapas de zinc y tubos estructurales para que se guareciera hasta que la organización comunitaria iniciara la construcción de la vivienda.
“Ya tenemos el material”
Actualmente Mujica junto a seis niños y cuatro adultos, y luego de seis meses, viven en una vivienda improvisada esperando la materialización de la tan ansiada vivienda.
Explica con alegría que “por lo menos el terreno se replanteó y las cabillas y el cemento están bajo nuestra custodia”.
-Este lunes nos dijeron empieza la construcción de nuestra casa, acota señalando los materiales de construcción y detallando que la vivienda contará con tres dormitorios, un baño, la sala, el comedor y la cocina.
Viven en precariedad
Con piso de tierra y hacinados, la familia Mujica, abriga la esperanza de mejores condiciones de vida.
Entre sacos de cemento, cabillas, una cocina y un baño improvisado, los seis niños se desenvuelven, sin advertir el peligro que esto representa para su delicado cuadro sanitario.
Casas para unos cuantos
José Cañizález comparte un reducido rancho con sus padres y su nueva familia en el barrio Santa Bárbara.
Indica que el rancho de tablas y techo de zinc permanecerá en ese estado por muchos años más, toda vez que su salario no le permite mejorar su condición de vida.
Al ser interrogadosobre la asignación de casas del consejo comunal o el Programa de Sustitución de Ranchos por Viviendas, respondió tajante: “Las casas son para los vivos que manejan el consejo comunal”.
Debido a la imagen que presenta el rancho que habita, fuimos reiterativos en la pregunta. Cañizález, quien increpó: “En el barrio hay gente que no necesita más que nosotros y han sido beneficiados”.
Los políticos han ofrecido
Manifestó Cañizález que existen varios ranchos afectados cuando comienzan las precipitaciones, pues el caudal que entra al barrio por medio de un boquete en la pared que divide la escuela, es enorme.
Señaló la pared frágil pared perimetral con un enorme hueco para que drenen las aguas, cuyas correntías penetran los ranchos e inundan todo a su paso.
Cañizález y su familia no pierden la esperanza de elevar su calidad de vida, pues el gobernador Henri Falcón en una oportunidad le ofreció ayuda. Igual lo hizo el alcalde Richard Coroba.
