Jamás hubo la sensación de un adiós.
Los Rolling Stones _con una edad promedio de al menos 68 años_ pusieron a bailar a los espectadores en el Barclays Center de Brooklyn durante dos horas y media la noche del sábado, en su primer concierto en Estados Unidos como parte de una minigira por sus 50 años como banda de rock.
Y aunque cada vez que los Stone salen de gira surgen interrogantes inevitables _como qué tal si es «The Last Time» (la última vez), por citar una de sus canciones_ no hubo ahora ningún indicio de que vayan a desaparecer pronto.
«La gente dice, `¿por qué siguen haciendo esto?»’, caviló Mick Jagger, el cantante increíblemente vigoroso a sus 69 años, antes de comenzar a interpretar «Brown Sugar». «¿Por qué siguen haciendo giras, regresando? La respuesta es, ustedes son la razón de que hagamos esto. Gracias por comprar nuestros discos y venir a nuestras presentaciones en los últimos 50 años».
Jagger estaba en forma, con una voz fuerte y su típico andar: pavoneándose, trotando, brincando y moviendo los brazos como un hombre de la mitad de su edad. Y aunque brevemente se puso una llamativa capa negra de plumas para «Sympathy for the Devil» y después un frac rojo de lentejuelas, la mayor parte del tiempo anduvo rondando el escenario con una camiseta negra y pantalones.
Los guitarristas de la banda, el brillante Keith Richards y Ronnie Wood, se alternaron para interpretar agudos solos y ocasionalmente se aventuraron en la extensión del escenario que los acercaba al público.
El ahora canoso Richards, usando una pañoleta roja, desbordaba la tranquila familiaridad del tío favorito: «Mientras esperamos a Ronnie», dijo en un momento, «les deseo felices fiestas». Watts, el pulcro baterista con una camiseta negra sencilla, sonreía frecuentemente a sus compañeros.
Mary J. Blige acompañó al cuarteto entrecano en «Gimme Shelter» y se ganó una gran ovación del público al final. También como invitado estuvo el guitarrista de blues texano Gary Clark Jr.
La sensación de nostalgia fue alimentada con la proyección en una pantalla gigante de filmaciones de los primeros días de la banda, cuando los Stones parecían adolescentes. En un punto, Jagger recordó la primera vez que el grupo tocó en Nueva York, en 1964.
Un cartón de leche costaba entonces apenas 25 centavos, dijo. ¿Y un boleto para los Rolling Stones? «No quiero ni acordarme», bromeó. Fue una referencia a los precios exorbitantes en los espectáculos actuales de «50 and Counting», en que los asientos «baratos» cuestan unos cientos de dólares y el lugar de primera está en 700 dólares o más.
Desde la primera canción, «Get Off Of My Cloud», la banda tocó 23 piezas, incluyendo dos nuevas _»Doom and Gloom» y «One More Shot»_ pero el repertorio fue dominado por favoritas de antaño.
El entusiasta encore incluyó «Jumping Jack Flash», por supuesto, pero la canción final fue «Satisfaction». Y aunque la canción habla de no conseguirla, el consenso de la arena atestada con capacidad para 18.000 personas, fue que se trató de una noche satisfactoria.