El canto de los pájaros es melodía para Venancio Herrera. Bajo la sombra de un viejo árbol ha devorado al menos 390 libros de prosa; no se refugia en el calor de una sala hogareña, todos los domingos religiosamente se sienta en una banca lateral de la Plaza Bolívar, trono que comparte con dos millones de barquisimetanos.
Suprima de la cuadrícula municipal, el desbarajuste protagonizado por conductores, transportistas, comerciantes en puestos improvisados, o aplausos espontáneos, y escuchará en el ambiente, una ciudad que se puede disfrutar desde los espacios públicos, escenarios para el encuentro y recreación… con una extensión para la vida.
En 1960, contábamos con cuatro plazoletas en esta ciudad de clima fresco, cincuenta y dos años después, los espacios públicos sufren el abandono de una ciudadanía que apuesta por el confort de centros comerciales.
En Caracas, cuando el reloj marca las 7:00 de la noche, el paseo Los Próceres es visitado por decenas de caraqueños con ánimos de liberar el estrés del día con rutinas de ejercicios. En el lugar, la probabilidad de asalto y violencia disminuyó 65%.
¿La clave para estar en un espacio público sin temor a ser víctima de la violencia? Coincidir en el sitio con 150 personas; se le quita terreno a la delincuencia, se recupera un área para el sano compartir.
El dato
La Academia Latinoamérica de Sociología, con sede en Colombia, en un reporte que giró en agosto del 2012, asegura que en el continente, el 75% de los ciudadanos son sociables y el 25% restante, lo conforman adolescentes y jóvenes adultos no incorporados a la movida laboral.
Somos más
“En el 90 fui quedando solo en la plaza Bolívar. Desde joven venía con mi papá y abuelo a pasear en un triciclo que construí con su ayuda. Este lugar era una pista inmensa donde jugaba sin problemas. Nadie se preocupaba si llegaba la noche, total todos nos conocíamos y la gente con las puertas abiertas de sus casas vivía segura de que nada pasaría. Uno que otro era el que echaba broma, pero pronto los uniformados le ponían control”, recuerda don Venancio, barquisimetano.
Luego, adulto, me sentaba a leer desde el mediodía hasta las cinco de la tarde y mis amigos venían cargados de folletos que traían de la capital y que para nosotros era noticia fresca que no podíamos dejar de ojear”, rememoró con nostalgia don Venancio, quien nació, creció y vive actualmente en el centro de la ciudad.
En un cerrar de ojos, quedó solo
Don Venancio ajustó su sombrero y dio nombre a cada uno de sus dedos, para explicar por qué los espacios públicos perdieron su condición de primera opción para el encuentro:
1. Los cuerpos de seguridad ya no rondaban por la zona.
2. Los citadinos empezaron a dedicar más tiempo al trabajo; se adoptó el ritmo de vida de la capital del país. “Yo en los 60 sólo trabajaba en la mañana y era suficiente para vivir bien”.
3. Empezó a fallar el mantenimiento de áreas. “En el 55 los espacios estaban en muy buenas condiciones; las autoridades sabían que eran sagrados para la población y casi que la única distracción”.
4. Los jardineros ni los nativos volvieron a mantener bonitas las áreas verdes. “Antes cualquiera agarraba un pote con agua y le echaba a las plantas que sembraban los jóvenes patrulleros del transporte público”.
5. La cultura del ciudadano se contaminó. “Hasta los 80 íbamos bien, después la gente empezó a caer en vandalismo y no se formularon reglas de control inmediata”.
6. Los espacios se convirtieron en lugares para delinquir. “Hasta 300 personas se concentraban todas las noches en las plazas y áreas para la recreación. Ya en el 84, gran parte de la población tenía un televisor en su casa y no salían, incluso por temor a ser asaltados”.
Aquí y ahora
En el marco del 460º aniversario de la ciudad, la máxima autoridad del municipio Iribarren, inauguró dos plazas para el encuentro: Los Abuelos y La Revolución. La primera con miras a beneficiar a residentes de Patarata I y II, Bararida I y II, El Ujano y complejos residenciales construidos al margen de la Av. Libertador; la segunda, para ofrecer al centenar de parroquianos de Concepción y Unión, que avanzan al trote por el canal exclusivo de Transbarca hasta el monumento el Obelisco, un espacio para ejercitarse sin costo alguno.
A las 7:00 de la noche, 30 personas en el lugar es un prodigio.
“El motivo de esto son los niveles de inseguridad que hemos alcanzado. Como líder vecinal pienso que no hay una cultura y logística para que los ciudadanos realmente hagamos vida comunitaria en estos espacios públicos. El municipio habilita el lugar, pero los ciudadanos tenemos el derecho de disfrutar de un área bien iluminada y custodiada por los cuerpos de seguridad y el deber mantenerlo limpio”, dijo Miranda Mora de Guzmán, residente de la urbanización La Rotaria.
Un trabajo de vecinos y autoridades
En espacios públicos, líderes vecinales en alianza con autoridades municipales y Organizaciones No Gubernamentales, programan
1.Bailoterapias
2.Talleres de manualidades
3.Talleres de pintura
4.Exposiciones
5.Teatro
6.Campeonatos de ajedrez y dominó
7.Encuentros deportivos
“Chacao da ejemplo de recuperación de espacios públicos. Se ha consolidado una alianza entre ciudadanos y autoridades, para programar actividades y ocupar áreas tomadas para delinquir. El mantenimiento y limpieza es una responsabilidad asumida por todos los que habitan en la zona, por eso todo funciona”, dijo Loida leal, representante de la Fundación Espacios para la Vida.
Debemos emprender un proyecto local de recuperación de un espacio para el encuentro, ubicado en el ámbito de su residencia. Como la ciudad es su gente, manténgase de espalada a la indiferencia y estreche su mano con la responsabilidad social, porque los espacios públicos son parte de la administración del Estado, pero es propiedad de la ciudadanía; piense que todo puede ser diferente si cuida estas áreas de recreación, como si atendiera el jardín de su casa. ¿Qué falta? sentido de pertenencia.
Fundación para la vida
“Fundación sin fines de lucro creada en 2010 en la ciudad de Barquisimeto, por iniciativa de las empresas Hispania y Península, quienes promueven su creación con el objetivo de que cumpla con su misión social.
Con ese espíritu de servicio, quiere ser un agente sensibilizador del uso y disfrute de los Espacios Públicos, construyendo alianzas entre comunidades, empresas y los poderes públicos locales, regionales o nacionales.
La FEV tiene como línea de trabajo ser un promotor, ofreciendo una oportunidad para actuar responsablemente a través de un proyecto de reconciliación y de convivencia para todos.
Promover proyectos e iniciativas de Revitalización Social en Espacios Públicos, que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, impulsando acciones en alianza con el sector público, con el apoyo del sector privado y el compromiso y liderazgo de las comunidades organizadas beneficiarias, ofreciendo una oportunidad para el encuentro y la convivencia armónica.
Partiendo de una visión, ser una referencia nacional en la revitalización de espacios públicos, con modelos de actuación que sirvan como vitrina de experiencias viables a ser replicadas en otras localidades, con proyectos demostrativos exitosos en las ciudades pilotos del estado Lara y otros estados de Venezuela y articulada a redes internacionales”.
Si tiene un proyecto para la recuperación de un área público de su sector, recurra a la Fundación Espacios para la Vida ([email protected]), dirigida por la doctora Milagro Gómez de Blavia.
Esta ONG orienta a los interesados en la actividad social, gestiona recursos para la compra de pinturas, plantas y todo lo que sea necesario para lograr el objetivo final: habilitar un lugar para la recreación. Conviértase en un agente de cambio.
Fotos: Archivo/ Dedwinson Álvarez/Daniel Arrieta/Ricardo Marapacuto