Hugo Chávez prevé partir este domingo a Cuba para someterse a una nueva operación contra el cáncer, que deja a Venezuela ante un futuro incierto, después de que el mandatario aludiera por primera vez a una posible inhabilitación y designara al vicepresidente, Nicolás Maduro, como sucesor.
La cuarta intervención quirúrgica del mandatario desde mediados de 2011 tendrá lugar en los próximos días en La Habana, donde se ha tratado casi en exclusiva de un cáncer del que se desconoce su ubicación y gravedad.
Chávez, que ha manejado todo lo relativo a su enfermedad como un secreto de Estado, sólo dijo el sábado, al anunciar al país que sufría una nueva recurrencia, que la intervención era «absolutamente imprescindible» por la aparición de células malignas en la misma zona donde está localizado el cáncer.
El mandatario, de 58 años y desde hace 14 en el poder, solicitará este domingo a la Asamblea Nacional permiso para ausentarse del país más de cinco días y por un tiempo indefinido.
«Yo necesito retornar a La Habana mañana (domingo)», dijo el sábado un solemne Chávez, gran aliado político y amigo del líder cubano Fidel Castro.
Durante la madrugada del domingo, muchos de sus seguidores mostraron por twitter, a través de la etiqueta «ahora con Chávez más que nunca» su solidaridad con el dirigente, que está al frente del país con las mayores reservas de crudo del mundo.
El nuevo embate del cáncer tiene lugar dos meses después de que Chávez fuera reelegido holgadamente al término de una campaña atípica con pocos mitines y en la que sin embargo hizo enormes esfuerzos por parecer curado.
En una entrevista a la AFP a días de las elecciones, el presidente dijo sentirse recuperado y con fuerzas para un nuevo mandato de seis años.
No obstante, hasta el viernes, cuando regresó de un tratamiento médico en Cuba, se había eclipsado de la vida pública durante 22 días. Ya antes, Chávez, un presidente hiperactivo antes de su enfermedad, había comparecido con aspecto cansado.
Chávez se refirió el sábado por primera vez a la posibilidad de que no pueda continuar al frente de la presidencia y designó sucesor a su vicepresidente y canciller, Nicolás Maduro, de 49 años, quien ocuparía su cargo hasta la convocatoria de nuevas elecciones y sería en éstas candidato del oficialismo.
«Elijan a Maduro como presidente de la República, se los pido desde mi corazón», dijo Chávez al referirse a una eventual inhabilitación.
«Queda totalmente clara la ruta de sucesión de la revolución venezolana», dijo el presidente de la firma Datanálisis, Luis Vicente León, para quien la designación de Maduro es una «orden indiscutible» para el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), mayoritario en la Asamblea Nacional.
Chávez, que antes de la enfermedad se planteaba gobernar hasta 2031, insistió en la importancia de la «unidad» en el seno de su campo para sacar adelante su revolución -que ha dirigido de forma personalista- y plantea virar definitivamente hacia el socialismo.
La Constitución venezolana establece que si ocurre la falta absoluta del presidente antes de la toma de posesión – prevista el 10 de enero – se deberá proceder a nuevas elecciones en un periodo de 30 días y mientras tanto asumirá el cargo el presidente del Parlamento.
Pese a esta última disposición, Chávez dijo el sábado que Maduro se encargaría de ejercer la presidencia hasta el 10 de enero en ese supuesto caso.
Si la falta se produce en los primeros cuatro años de mandato, se convocará igualmente a elecciones y ejercerá temporalmente el vicepresidente.
Maduro, que funge desde hace más de seis años como canciller de Venezuela, fue nombrado vicepresidente por Chávez pocos días después de que el mandatario resultara reelecto y gozaría del apoyo de los aliados dirigentes cubanos, según analistas.
La recaída de Chávez podría impactar en las regionales previstas dentro de ocho días y en las que el oficialismo aspira a revalidar el control en la mayoría de Estados y arrebatar a la oposición sus feudos, como los populosos Estados de Miranda (norte) y Zulia (noroeste).
«El impacto electoral del anuncio de Chávez no es fácil de determinar: los suyos quedan desvalidos, pero el impacto emocional será fuerte», aseguró el analista venezolano Carlos Blanco, precisando que hay que «esperar unos días» para calibrar los efectos de la enfermedad presidencial en el electorado.
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