“Siempre las relaciones humanas han sido complicadas. El conflicto forma parte de la convivencia y en algún momento no estamos de acuerdo cuando esa intolerancia y esa falta de respeto se agudiza y se convierte en parte del lenguaje verbal, corporal, gestual. Lo más triste es cuando pasa a ser parte de nuestra cultura diaria”, con esta descripción, el educador, investigador, terapeuta y fundador de Cecodap, Oscar Misle intenta aproximarse a un problema que no es exclusivo de niños y adolescentes, sino que se ha convertido en la nueva epidemia social de Venezuela, la violencia.
Este problema se ha incrementado, así como la línea de intolerancia e irrespeto.
En la escuela, en el colegio, en lo que siempre se ha denominado el segundo hogar, lamentablemente se ha replicado. De otra forma, en circunstancias diferentes, pero allí están experiencias que han sido traumáticas para la comunidad escolar.
Violencia escolar y en las escuelas, dos situaciones completamente diversas que en nuestro país se siguen dando cita, causando heridas físicas, mentales y espirituales. Son cicatrices que quedan en el recuerdo de quienes por alguna u otra razón han sido víctimas de los conflictos internos.
“Las solicitudes que recibe Cecodap son permanentes y no hay discriminación, son de instituciones públicas y privadas. Cuando te empiezan a pedir asesoría te das cuenta del verdadero conflicto. Hay docentes que piensan que no está ocurriendo nada grave, que se cierran a la oportunidad de un cambio. Niños y adolescentes que quieren distraerte, ignorarte o humillarte, con tal de que no se descubra lo que está ocurriendo. La escuela es un espejo de lo que pasa en la sociedad”, dijo Misle.
Cyberbullying
La violencia escolar está relacionada directamente con lo que se ha denominado acoso o bullying. Se trata de niños, adolescentes o jóvenes, quienes constantemente hacen burlas, bromas, atacan a un compañero en grupos. Casi siempre quien es atacado tiene características diferentes, que son el motivo de burla “o como decimos en Venezuela, del chalequeo”. Entre esos rasgos puede estar, el uso de lentes, algún problema al hablar, nacionalidad diferente, los denominados ‘nerds’, entre otras cosas.
Todo ha cambiado, la sociedad se ha modernizado e increíblemente el bullying o acoso escolar también. Ahora esta se realiza a través de Internet y de las redes sociales.
“Es conocido como el cyberbullying, el agraviado aparece en las redes sociales llámese Twitter, Facebook, Instagram, o cualquier otra. Es humillado a través de estas plataformas. Se legitima la burla incluso con comentarios de terceros desconocidos, quienes también se agregan como cómplices a este juego”, explicó Oscar Misle.
Hay quienes graban videos y los suben por Youtube, con la intención de degradar y burlarse de algún hecho o compañero. La mayoría de los alumnos de educación básica y media utilizan celulares inteligentes con cámaras incorporadas y acceso directo a las redes sociales, no hay forma de controlar esto.
“Ahora también está de ‘moda’, lo que se llama sexting que es exponer en fotos mis desnudos o el de otras personas, para dársela a alguien por algún intercambio ya sea sexual, digital. Las que más hacen esto son las niñas. Lo peor es que muchas veces esas imágenes se producen en un noviazgo, cuando se termina la relación, la foto se difunde como un hecho de venganza. Y viene el problema de exhibición en la sociedad, porque si Diosa Canales es una ídolo a seguir y sale desnuda, por qué yo no, se preguntan las adolescentes”, comentó Misle.
“Yo siempre me pregunto, cómo el niño puede pasar por tantas cosas y que a veces está anestesiado, pero sólo por fuera. Cuando hay impunidad, en este caso del docente, de las personas adultas más cercanas, entonces la frustración de ese pequeño se convierte en violencia. En oportunidades se quedan callados y son víctimas de su propio silencio, explotan, se enferman”.
Destaca el experto que en nuestro país la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopna), tiene muchos aspectos a favor de estos pequeños que son agraviados por otros, “pero lamentablemente no todos los consejeros en las instituciones educativas están preparados para esta realidad”.
“Detrás de un empujón de un compañero a otro, hay una situación no resuelta”, acotó.
Cabe destacar que el término violencia en la escuela es diferente al de violencia escolar. Cuando se habla de violencia en la escuela, se refiere a todos aquellos actos que atentan contra el plantel, la destrucción de pupitres, de baños, la quema de salones. También cuando hay agresión a profesores, personal, o cuando hay peleas entre una institución y otra.
Qué hacer
En muchas oportunidades, tal es el desespero de docentes, personal administrativo y directivo de un plantel educativo, que asumen roles desconociéndolos, lo cual en muchas oportunidades no se convierte en una solución sino en un verdadero problema.
“La familia no tiene dónde acudir. Qué espacios buscar para resolver este conflicto. Y la pregunta más importante que nos debemos hacer, ¿quién atiende los aspectos socioeconómicos que están en los pupitres?”.
Por otra parte, explicó que la educación se quedó en un tiempo y no se actualiza frente a estas situaciones que ahora son más comunes de lo que se espera y quiere, “es importante transmitir conocimientos”.
“Primero, seguimos estudiando un objeto abstracto, lo que aprendemos en la universidad no se pone en práctica. Yo no puedo subir al escalón 5, sin pasar por el 3 antes. Segundo, no hay continuidad en los procesos. Tercero, como educadores aplicamos palabras en rojo, incorporo términos que mis alumnos no entienden y no comprendo que cuando los muchachos no aprenden lo que explican, sencillamente se fastidian”, dijo Misle. El maestro, el docente tiene que repensar la forma de acercarse a sus alumnos. El niño siente pertenencia cuando aprende las instrucciones, cuando hay un verdadero sentido de pertenencia.
Las cuatro patas del pupitre
“Cómo hacemos para que la comunidad sea educativa y participe en los procesos de la manera más sana. El pupitre tiene cuatro patas. La primera es la formación. La segunda, la participación. La tercera, la coordinación y la cuarta el seguimiento. Si yo como docente, incluso como representante no me actualizo en las leyes, no leo, si además no participo, si no se incorpora el personal obrero y administrativo, entonces ese pupitre se pone a temblar”, expresó el fundador de Cecodap, Oscar Misle.
Existe otro factor, muy vinculado a lo que es la violencia, que es la deserción escolar.
“Cuando el muchacho llega a la adolescencia y llega a un entorno que le impulsa a consumir, siente que la escuela no lo está preparando para cubrir esas necesidades. La escuela de alguna u otra forma lo expulsa. Se preguntan: ‘qué hago en un plantel si vendiendo gano más dinero’. Hay una desmotivación, no se queda porque no le ofrece atractivos en el proceso de desarrollo evolutivo”.
“No estamos preparados como centros educativos, para formarlos desde la academia y también en materia práctica. Y esto pasa desde la educación inicial hasta el bachillerato. Tenemos en la primaria una matrícula altísima, pero en la secundaria viene la deserción”, acotó.
También dijo, que el tema del embarazo precoz es uno de los motivos para que se abandone el aula. Destacó que son más de 120 mil adolescentes al año en Venezuela, que salen embarazadas y se les hace difícil continuar estudiando.
El tema de las drogas y las adicciones, también es importante. Los atrapa, no pueden salir fácilmente de ellas y pierden el interés en la educación.
“Los factores son muchos, en un país donde la realidad se ha radicalizado. Lo importante es que tanto educadores, como padres y madres, seamos agentes de desarrollo y educación, de una verdadera formación en ese futuro que a diario se sienta en los pupitres con los morrales vacíos, o llenos de angustias y necesidades que debemos buscar resolver”, indicó Misle.
Ilustración: Archivo