En las montañas boscosas del norte de Tailandia, una manada de 20 elefantes produce uno de los cafés más caros del mundo. En realidad, lo excreta.
Promovida como terrosa y suave al paladar, la exótica y nueva bebida se elabora con granos que se dan de comer a algunos elefantes tailandeses. Los granos se recuperan un día después de entre el excremento del paquidermo.
Una reacción en los intestinos del elefante crea lo que, según el creador de esta idea, es un café con sabor único.
Ya sea que resulte repugnante o extrañamente seductor, éste no es sólo uno de los cafés más inusuales del mundo. A 1.100 dólares el kilo (500 dólares por libra), se encuentra además entre los más caros.
Por ahora, sólo los adinerados o los trotamundos tienen acceso a una taza del llamado Café Marfil Negro. Fue lanzado el mes pasado en unos cuantos hoteles de lujo en sitios remotos _primero en el norte de Tailandia, luego en las Maldivas y ahora en Abu Dabi, Emiratos Arabes Unidos_con un precio aproximado de 50 dólares la taza.
The Associated Press viajó al sitio de producción del café en el Triángulo de Oro, una región históricamente famosa por producir drogas más potentes que el café, para ver en acción a los enormes encargados de producir esta «delicatesen»… y para probar el producto terminado en una delicada taza.
En las brumosas montañas donde Tailandia colinda con Laos y Mianmar, el creador del café cita investigaciones biológicas y científicas para responder las preguntas elementales: ¿Por qué elefantes?
«Cuando un elefante come granos de café, sus ácidos estomacales reducen la proteína del café, que es un factor clave en el amargor», dijo Blake Dinkin, que ha invertido 300.000 dólares en desarrollar el café. «Uno obtiene una taza que es muy suave sin el amargor del café normal».
El resultado es similar en el café de gineta, o kopi luwak, otra variedad exorbitantemente cara extraída del excremento de un mamífero parecido a la marta y llamado jineta. Pero el enorme estómago del elefante ofrece algo más.
Se debería pensar en el elefante como el equivalente del reino animal a un tostado lento. Le toma entre15 a 30 horas digerir los granos, que se mezclan con plátanos, azúcar de caña y otros ingredientes en la alimentación del elefante para darle ese único sabor terroso y frutal, dijo el canadiense de 42 años que tiene un antecedente en la producción del café de jineta.
«Mi teoría es que el proceso natural de fermentación se lleva a cabo en los intestinos del elefante», dijo Dinkin. «Esa fermentación le brinda sabores que no se obtendrían de otros cafés».
Foto: Archivo