Reflexiones en positivo
Estamos en la primera semana del mes de diciembre, mes que todos esperamos con gran emoción por razones muy valederas, como lo son: las reuniones familiares, las visitas, los brindis, las comidas navideñas, nuevas amistades y reencuentro con los familiares y amigos que por circunstancias no deseadas están alejados, y una de las cosas más importantes es que todos siempre aspiramos a que el próximo año sea mejor en cuanto a bienestar para todos, salud, amor, paz, rostros contentos, que todos nos miremos de frente con emoción, respeto y deseo de darnos la mano en una forma de cariño y con vivencia, aspirando a vivir en paz para que así el día de la muerte cerrar los ojos y abrir el corazón.
Buscar por el bien de todos la salida al conflicto, aliado en la sabiduría de la gente de paz, que de alguna forma nuestros pensamientos sean sanos, firmes y de buen ejemplo de paz a quien nos lee y nos escucha, por aquello de que nosotros somos y actuamos como pensamos, debemos actuar con inteligencia, respeto y consideración con los demás, frenar la lengua y darse cuenta que si nuestras palabras son más inteligente que el silencio, actuemos con el silencio sin olvidar que los hombres buenos no son los que murmuran, son los que lamentan cualquier fracaso u error de los otros y se sienten felices con los éxitos de los demás, dando ejemplo de amplitud y un regalo a su corazón por ser desprendido del egoísmo, saber estimular a los demás y tener la férrea voluntad de poder gobernar la lengua y no ponerla a trabajar sin una previa consulta al cerebro de sus sentimientos y de su forma de pensar. No hay que olvidar los muchos y espontáneos mensajes que nos dejó Mahatma Gandhi: “Las personas que no logran actuar en paz consigo misma estarán en guerra con el mundo entero”. Si se desestima a los demás se está desestimando uno mismo, por ello hay que verle la parte buena y positiva, buscar el bienestar para fomentar la vinculación con el entorno que nos conlleve a la paz y la armonía, sin olvidar que la gran virtud del dirigente es andar aliado con la humildad, no es el egoísmo, la soberbia, el despotismo, la echonería que aglutina gente y trae el amor y la convivencia honesta, estable y decente.
Por todas estas reflexiones, esperamos con ansiedad, aplausos y vivas el año 2013, siempre tenemos la ilusión y la esperanza que debe ser mejor, pues no puede ser peor que el 2012, todos debemos luchar por corregir los errores en una forma de hermandad y con un solo brazo, todos unidos hacer un esfuerzo por la creatividad y el amor a este bondadoso país, que tiene de todo para que salgamos adelante por el camino de la ética y el trabajo en busca de la prosperidad, apartado de los insultos, del dime que te diré, respetando tantas bondades que Dios nos dio en nuestras manos con el mayor respeto, no usarlas para hacernos daños ni muchos menos para destruirla ni despilfarrarla en nombre de un ideal inexistente que aquí desconocemos, ni nos interesa conocer ni creo traiga ningún provecho, pues están los ejemplos por montones, hay que imitar es a los triunfadores y mantenerse al margen de las ideologías fracasadas.
Todos los jóvenes de este país que por supuesto es un gran porcentaje, también los no tan jóvenes que deseamos un país unido prospero y en paz, esperan el 2013, donde ya se hayan corregidos las maleficencias e ideas idiosincrásicas no acorde con nuestro pensar y hacer, pues no estamos pidiendo nada que no sea nuestro y que por derecho nos corresponde como es el respeto, la paz, la armonía, el derecho a pensar, el derecho a desarrollar sueños, ideas y creatividad sin ninguna traba, libre de pensar hacer y desarrollar con criterios propios que no desvíen sus rostros y virtudes originales y convertirse en un blandengue dándoles la bienvenida a todo lo que venga en contra del desarrollo humano, sin razonar con dignidad y coraje, sin usar ni devolver insultos, es con buenas ideas, talento, perseverancia, actitudes recias y positivas que debemos hacerle la invitación a un buen convivir, a un desarrollo integral donde quepamos todos y no ese comportamiento descalificado que nos ha transformado en personas que a veces dudamos hasta de nuestra identidad, algo que jamás ha estado acorde con nuestras actitudes y procederes, pero si convencido que somos gente buena, en estos momentos un poco golpeada por circunstancias que no esperábamos ni creo que lo merecemos.
En nombre de todos los hacedores de este país ruego a Dios, que por el bien de todos nos ayude a encontrar, luchar y sobre vivir a la desesperanza y encontremos el camino del amor y la paz.
Unidos todos por la producción nacional.
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