Recordemos que los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. La comunidad internacional ha distinguido la salud como un bien jurídico autónomo. En los tratados internacionales vinculados a la salud y los derechos humanos, debemos saber que, en 1998, se concreta la “Declaración Mundial de la salud”. Según, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales existen ciertos elementos interrelacionados y esenciales del derecho a la salud, y serán los criterios útiles para evaluar el respeto del derecho a la salud, entre ellos tenemos la disponibilidad, en donde el Estado deberá disponer de un número suficiente de establecimientos, bienes y servicios públicos de salud, así como de programas.
Se incluye el personal médico, capacitado y bien remunerado, así como los medicamentos definidos en el listado de medicamentos esenciales del país. En segundo lugar, tenemos la accesibilidad, a los establecimientos, bienes y servicios de salud, por parte de todos los grupos de la población, especialmente, los vulnerables o marginados, como las minorías étnicas y poblaciones indígenas, las mujeres, los niños, las personas mayores, las personas discapacitadas y las personas con VIH/SIDA. Además, presenta cuatro dimensiones superpuestas: la no discriminación, accesibilidad física, económica y a la información. En tercer lugar, tenemos la aceptabilidad, donde todos los establecimientos, bienes, y servicios de salud deben ser respetuosos con la ética médica, respetar la confidencialidad y mejorar el estado de salud de las personas de que se trate. Y, en cuarto lugar, hablamos de la calidad, donde los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser apropiados desde el punto de vista científico y médico y ser de buena calidad. Ello requiere de personal médico capacitado, medicamentos y equipo hospitalario científicamente aprobados y en buen estado, agua limpia potable y condiciones sanitarias adecuadas. Lamentablemente, Venezuela, en los actuales momentos, no está cumpliendo, en la mayor parte, con las obligaciones de dar más y mejor salud a su población, violando, de esta manera la Constitución, capítulo V, de los Derechos Sociales y de las Familias, especialmente, los artículos 80, 83, 84, 85 y 86, respectivamente. De manera que, ante este fárrago, caos, desorden, desastre, desgracia, calamidad, en que se encuentra la salud en Venezuela, será la población, más pobre, con menos recursos económicos, quienes sentirán, la furia, la ira, la saña, de las enfermedades malignas y perversas, que existen, sin esperanza de combatirlas, como pueden hacerlo, los que se han enriquecido, de la noche a la mañana, en esta fulana revolución, que llaga a una gran minoría de venezolanos, que son importantes, solamente, cuando se aproxima una elección presidencial.
Por otro lado, debemos saber que, la salud es la angustia asistencial primordial del ser humano. Las serias deficiencias del sistema de salud se manifiestan en la falta de una atención apropiada y oportuna, largos tiempos de espera y altos costos. La salud pública ha sufrido las consecuencias de políticas carentes de una visión integral, la discontinuidad de los esfuerzos, la improvisación de soluciones parciales, un diseño institucional excesivamente centralista; la ausencia de mecanismos que aseguren la transparencia, evaluación, control y seguimiento del desempeño de los entes responsables; una gerencia deficiente, y un gasto apreciable, probablemente insostenible, que es canalizado, a través, de una multiplicidad de instituciones y termina en un gran despilfarro.
En conclusión, el mejor sistema de salud es aquel que ofrezca la mejor asistencia individual a la población, un sistema de ambulancias bien equipadas y gratis, una política de salud orientada a modernizar nuestro sistema de salud a fin de garantizar el acceso a servicios de salud, farmacias equipadas de medicamentos gratis, buen trato a los enfermos y familiares, recuperar la fe perdida por parte de la población sobre una práctica de salud poco efectiva, empírica y primitiva, un mensaje claro del gobierno donde, en verdad, propicie la socialización de la atención médica y la no privatización con mecanismos diversos.. “Si continuamos haciendo lo que hemos hecho, continuaremos obteniendo lo que siempre hemos obtenido. Para obtener algo diferente debemos hacer algo diferente” O Connor y Seymur.