Ventana abierta
Para recordar: “El espíritu de Jehová está sobre mi… me ha enviado a predicar las buenas nuevas a los abatidos. A vendar los corazones desgarrados, a proclamar libertad a los cautivos y a los presos apertura de la cárcel”. (Isaías 61:1)
En la televisora Nationalgeographic pasan una serie que titulan: “Encarcelados en el extranjero” (ver más en internet: nationalgeographic.es/…/1044106-encarcelados-en-el-extranjero). Allí “se narran historias reales, de viajeros que han visto cómo se hacía realidad la peor de sus pesadillas…”. Tal vez, haya culpables o no, pero por ser extranjeros, hay países donde no tienen asegurado “todos sus derechos”.
En Venezuela, hay varios casos que no siendo extranjeros se han convertido en sucesos emblemático, como: 1) El de la jueza María Lourdes Afiuni, hecho que le mereció un libro narrado por el periodista Francisco Olivares. 2) Los funcionarios del orden público, que desde el 11 de abril de 2.002, están encarcelados e interrogamos ¿será que los presos en nuestro país sí tienen asegurado “sus derechos” constitucionales?
En tal sentido, Ted N.C. Wilson, presidente de la Asociación General, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, a nivel mundial, según la página web, news.adventist.org/es/main, el 01 de Diciembre convocó a más de 16 millones de adventistas para ayunar y orar, por dos miembros que han sido encarcelados sin mérito en Togo, una nación de África Occidental. (Según la página, adventistas.ec/noticias/UE/2010/10_18_adventistas.php: “La Iglesia Adventista está compuesta por unos 16.641.357 millones de miembros”).
Volviendo al caso de los encarcelados en Togo, se trata del pastor adventista Antonio Monteiro y el miembro laico Bruno Amah, quienes fueron detenidos en marzo 2.012, acusados de ser conspiradores en una supuesta red de tráfico de sangra humana y los directivos de la iglesia dicen que la policía de Togo no halló evidencia delincuencial, pero no hay esperanza de ser liberados y peor aún, quien les acusa es un asesino confeso y mencionó haber conocido al pastor cuando andaba predicando mensajes bíblicos.
Aprovechamos para agradecer a Euclides Páez Díaz, por su preocupación de mantener informado a sus contactos y numerosos feligreses de la iglesia local, con noticias de interés nacional y mundial, como ésta.
Por otro lado, todo el que haya pasado un día en una cárcel sabe que es algo deplorable, inhumano, peligroso y lo peor, hay quienes se acostumbran tanto a ese ambiente, que si los liberan, algunos no tardan mucho en retornar. Aunque, entendemos que unos pocos disfrutan de ciertos o muchos privilegios, hay una gran mayoría que no gozan, ni si quiera, que su caso sea revisado por las autoridades competentes.
Cuando Isaías, en el capítulo 61 profetizó sobre Jesús, el Hijo de Dios, escribió como si el mismo Cristo estuviera hablando, cuando narró: “El Espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel” (Isaías 61:1).
En ese sentido Elena G. de White, señala: “Nuestra misión es la misma que la de nuestro Maestro, de quien se ha escrito que andaba haciendo bien y sanando a los que se encontraban oprimidos por Satanás” (Consejos Sobre Salud, sección V).
Similarmente O’Ffil, R. (2.011) cita a White, cuando dice: “Los seguidores de Cristo deben trabajar como él obró… hemos de ministrar a los que desesperan e inspirar confianza a los descorazonados. -Agrega- Si nos humillamos delante de Dios y somos compasivos… habría cien conversiones, a la verdad, donde ahora hay una sola” (Tras sus huellas, p.344).
Tal vez, no sería malo que en Venezuela todos ayunáramos y oráramos para que nuestros presos injustamente encarcelados sean liberados, pero lo más importante es hacer votos por liberarnos del pecado, hecho que nos impediría entrar en el cielo.
Por los resultados de la historia, Cristo no sacó a ningún preso de la cárcel romana y tampoco nos invita a derribar una sola puerta para ello; él vino a liberar a todos los oprimidos, encarcelados por el jefe de las maléficas huestes celestiales: Satanás; para que todos tuviéramos acceso a la patria celestial; siendo nuestro principal desafío.
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