Al menos 43 civiles y soldados murieron ahogados el martes en un poblado del sur de Filipinas cuando torrentes de agua de un fuerte tifón descendieron por la ladera de una montaña, tragándose albergues de emergencia y una camioneta militar.
Las muertes recientes elevaron la cifra de fallecimientos causados por el meteoro a por lo menos 74.
El gobernador Arturo Uy indicó que la lluvia por el tifón Bopha se acumuló en la cima de la montaña para luego bajar de golpe sobre la villa de Andap, en el poblado de New Bataan, de la provincia Valle de Compostela.
«Creyeron que se hallaban protegidos en una zona segura, pero no sabían que los torrentes de agua irían rumbo a ellos», indicó Uy a radio DZBB.
Uy dijo que entre las víctimas se encuentran pobladores que habían huido de sus hogares y se habían refugiado en una escuela y un salón de la villa que terminaron inundados. Una camioneta del ejército con soldados y civiles a bordo también fue arrastrada por las aguas.
Agregó que es muy posible que el número de muertes confirmadas en el poblado ascienda, dado que muchos cadáveres más no han sido recuperados de las aguas entre enormes troncos y escombro.
En el poblado costero de Cateel, de la provincia de Davao Oriental, 23 personas murieron ahogadas o aplastadas por árboles o casas, informó el gobernador de la provincia, Corazon Malanyaon, a la cadena de televisión ABS-CBN citando reportes de la policía. En Cateel se ha registrado el mayor número de muertes detrás de New Bataan.
Algunos pueblos de la provincia fueron tan azotados que ningún edificio tenía techo, dijo Malanyaon.
También en Valle de Compostela, donde prospera la minería de oro, el viento y la lluvia provocaron que un muro de lodo y rocas sepultara una casa, lo que dejó tres niños muertos. Sus cadáveres fueron envueltos en frazadas y colocados sobre una cancha de básquetbol en el poblado de Maparat.
Bopha golpeó la región de Davao Oriental al amanecer, con intensos vientos que arrancaron tejados y una faja de lluvias de500 kilómetros(311 millas) de ancho que inundó cultivos en tierras bajas. La tormenta, con vientos de 140 kph (87 mph) y ráfagas de hasta 170 kph (106 mph), derribó árboles, desató deslaves y generó inundaciones repentinas en las montañas y valles de la región.
Dos provincias completas se quedaron sin energía eléctrica y más de 100 vuelos nacionales han sido cancelados. Cerca de 60.000 personas se refugiaron en albergues de emergencia.
Foto: AP