Estudiantes de Educación Especial y Retardo Mental de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel-IPB) realizaron una campaña de concientización a propósito del Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
En tramos como la avenida Venezuela con la intersección de la Argimiro Bracamonte, en la vía El Manzano y en centros comerciales, mostraron carteles alusivos a la celebración que resalta las potencialidades de aquellos nacidos con algún impedimento físico o mental.
La alumna Sulay de Zárraga, destacó que cualquier persona con discapacidad puede encontrarle sentido a su vida, cuando el entorno familiar y educativo, le enseña sus fortalezas y hace a un lado los impedimentos. La fuerza del interior es primordial.
De hecho, gran parte de las personas tratadas con enfermedades psico-motoras pasan a ser modelo e inspiración para el resto del mundo. “Son las ganas de vivir de sus padres, hermanos, familia y también se convierten en tesoro valioso para la sociedad”.
Delante de Dios
La universidad pedagógica, junto al grupo de estudiantes de Educación Especial, organizaron una misa en acción de gracias en la iglesia Nuestra Señora de Coromoto, ubicada en la avenida Libertador y pudieron reunir a las diferentes familias que cuentan con algún integrante especial. A la casa de Dios también acudieron los pequeños del Hogar de Niños Impedidos Don Orione (Honim), institución madre de centroccidente y de Venezuela, en la atención de personas de corta edad con discapacidades.
El evangelio que proclamaron ayer, tomado del libro de Mateo (8, 5-11) se hacía referencia al centurión que rogaba por la salud de su siervo: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, di una sola palabra y mi criado quedará curado” (Mt 8,8). Y el sacerdote celebrante relacionó el pasaje bíblico con la petición que realizan los familiares de personas con discapacidad.
Si bien es una situación distinta, por cuanto son situaciones o enfermedades que necesitan de dedicación durante toda la vida, “sólo en Cristo encontramos las fuerzas para salir adelante en cualquier enfermedad.
Depende del resto del mundo y no de las personas especiales vivir con el ánimo y compromiso que nos pide Dios. Si somos como el centurión, nos vamos a sensibilizar por el otro (a) aunque no lleve nuestra propia sangre”.
Además citó las palabras de Jesús con relación al bien que debemos hacer a los más pequeños de edad y en espíritu: “Cuanto hicísteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicísteis” (Mt 25,40).
Al final de la eucaristía, hubo compartir: abrazos, sonrisas, regalos, para los seres más especiales de nuestra ciudad crepuscular. Desde muy corta edad hasta ancianos, con alguna discapacidad, disfrutaron de la fraternidad de los alumnos de la UPEL-IPB junto a sus seres queridos.
Fotos: Daniel Arrieta