La violencia estalló cuando los manifestantes hicieron a un lado una barricada coronada con alambre de púas a varios cientos de metros de las paredes del palacio. La policía lanzó gas lacrimógeno y luego se replegó. Una vez que tumbaron la barricada, los manifestantes se acercaron a las paredes del palacio, y la policía al parecer desistió de intentar desplazar a la multitud.
Los manifestantes también se apoderaron de una camioneta policial, a la cual se subieron para ondear la bandera roja, blanca y negra de Egipto.
En la ciudad costera de Alejandría, unos 10.000 opositores de Morsi se reunieron en el centro de la segunda metrópolis más grande del país. Cantaron consignas contra el gobernante y su grupo fundamentalista islámico,la Hermandad Musulmana.
Las protestas fueron bautizadas por los organizadores como «El último aviso», en medio del creciente enojo por el proyecto de constitución y los decretos emitidos por el propio Morsi que le dan amplios poderes y lo colocan por encima de la supervisión de las cortes. Morsi convocó un referéndum sobre el proyecto de constitución para el 15 de diciembre.
Un gran número de asistentes a las manifestaciones sería una señal de impulso sostenido para la oposición, que llevó al menos a 200.000 manifestantes a la plaza Tahrir de El Cairo hace una semana y un número similar el viernes, para exigir que Morsi revoque los decretos.
Es la peor crisis política en Egipto desde que las protestas derrocaron hace casi dos años al gobierno del autoritario presidente Hosni Mubarak. El país se ha dividido en dos bandos: por un lado, Morsi yla Hermandad, así como los islamistas ultraconservadores salafistas; por el otro, grupos de jóvenes, los partidos liberales y amplios sectores de la opinión pública.
Miles de manifestantes se congregaron también el martes en la misma plaza Tahrir, a kilómetros de distancia del palacio, para unirse a varios cientos que han estado acampando allí por casi dos semanas. Hubo otras protestas a lo largo y ancho de la capital independientes de la efectuada a las afueras del palacio.
Por otra parte, varios periódicos egipcios independientes dejaron de circular el martes en medio del creciente malestar.
La protesta de la prensa involucró al menos a ocho influyentes diarios y forma parte de una campaña de desobediencia civil que podría atraer a otras industrias y fortalecer una huelga en curso de los jueces.
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