Agua Viva fue declarado en 1998, sitio de Interés Turístico y Artesanal por el Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela.
Más tarde, en el Gobierno de la alcaldesa Aura Contreras, la pintoresca parroquia fue establecida como Vitrina Artesanal y Turística del estado Lara. De hecho, se diseñó y potenció una ruta para activar esta industria dentro de la jurisdicción. Sin embargo, las buenas intenciones fueron limitadas y todas las declaratorias quedaron en tinta y papel.
De unos 200 talleres de artesanos apostados en Agua Viva, hoy quedan menos de 50 y la pintoresca localidad se tornó opaca.
Agua Viva ya no representa ese emporio artesanal y turístico de otrora, declaró con nostalgia Freddy Carrera, dirigente social de la parroquia.
Atestada de basura
Al transitar por las destartaladas calles y veredas de Agua Viva centro, es fácil entender que los planes de bacheo y rehabilitación vial no han llegado a esa parte de la parroquia.
-Aquí hay un hueco en cada esquina, una zanja en cada calle y un cráter lunar en las principales avenidas, pues los beneficiados con los planes de asfalto son las nuevas comunidades formadas por los personeros del Gobierno, sostuvo Carrera.
Dijo que pese que los consejos comunales tienen voceros partícipes del Gobierno municipal, “no es posible que les manden un camión de asfalto para corregir el rosario de huecos de las calles del casco central de Agua Viva”.
Moscas y gusanos
Lo pintoresco del casco central de Agua Viva ha cambiado radicalmente, por cuanto la basura se ha apoderado de cada espacio de la localidad.
Rumas de bolsas se apilan en las aceras y cercas de las casas de este poblado que una vez fue referencia en Lara.
No hay un árbol o cerca que no muestre la imagen desagradable de la basura como guindalejo, afirma Carrera, al tiempo que agrega que los molestos olores se esparcen por toda la localidad y las moscas y los gusanos se reproducen dramáticamente en medio de un alarmante cuadro sanitario.
El Tomo fue olvidado
Apunta el dirigente vecinal, que luego de las inundaciones de diciembre de 2011, el gobernador Henri Falcón inspeccionó la zona de desastre y aprobó 300 mil bolívares para la construcción de muros de contención que protegerían las viviendas y ranchos situados en los límites de la Quebrada El Tomo.
-Pero vino el alcalde Richard Coroba y mandó una máquina y dijo que él ejecutaría los trabajos correspondientes, pero ni uno ni lo otro, dejando el lugar peor, reseñó.
Fotos: Luis Alberto Perozo Padua