La celebración del Día Internacional del Comercio y los Servicios, la semana pasada se convirtió en el escenario en el cual se presentaron los más oscuros pronósticos en torno a lo que será el futuro de la economía venezolana, en lo que resta de este año y en el primer trimestre del año 2013, especialmente para sectores fundamentales como son los de la agricultura y la manufactura nacional.
En efecto, aún cuando la presión que está ejerciendo el déficit fiscal es muy fuerte, existe el convencimiento de que por lo menos en este año no se tomará ninguna decisión en cuanto a una modificación del tipo de cambio; sin embargo, es casi un hecho de que este ajuste se produzca en el primer trimestre o, a más tardar en el segundo trimestre, por cuanto la situación de la falta de recursos que enfrenta el Gobierno venezolano, se hace cada día más insoportable.
Ya el Ejecutivo ha comenzado a realizar ajustes de algunos precios de productos de consumo masivo regulados, como son los casos de la harina de maíz precocida, el café y el arroz de mesa, aplicándoles el mismo esquema de control que el año pasado impuso a 19 rubros de cuidado personal, limpieza del hogar y consumo masivo, donde estableció los márgenes de ganancia desde la industria hasta el comercio al detal.
Permanecen en la cola otros rubros como los quesos, la carne, las pastas y otros a los cuales también se les prometió una sinceración después de las elecciones del 7 de octubre, lo cual en estos momentos se le está recordando con mucha fuerza a los despachos de Agricultura, Industria, Comercio, Alimentación y Planificación y Finanzas, que tienen en sus manos las decisiones correspondientes.
Las reacciones no se hicieron esperar, y la agroindustria que procesa los rubros ajustados la semana pasada, han elevado su voz de protesta, advirtiendo que el aumento se quedó “chucuto” y continúa siendo insuficiente para compensar la estructura de costos, por lo cual se estima que estos rubros continuarán estando ausentes del mercado, con lo cual el principal afectado seguirá siendo el consumidor, que aún cuando el precio de la harina se fijó en 5,93 el kilo, lo seguirá pagando a 8,00 y 10,00 bolívares el kilo a los trabajadores de la economía informal.
Lo más inquietante, es que el sector industrial denuncia que en estos momentos en Cadivi tienen solicitudes de divisas por aprobarse, por un monto que oscila entre US$ 8.000 y US$ 9.000 millones, por lo tanto, los proveedores internacionales han suspendido los envíos de materias primas e insumos, hasta tanto no se les paguen las deudas pendientes, los inventarios de las industrias están cada día más menguados, por lo que alertan que es muy probable que para los primeros meses del año 2013, haya desabastecimiento de algunos rubros como consecuencia de esta situación.
Para colmo, el 83% de la industria nacional denuncia que está teniendo problemas para adquirir insumos, pero no se refieren a los importados, sino a los que se producen en el país por parte de las industrias básicas como Oidor, Venalúm y Pequiven, por lo que es evidente que el panorama que se avecina no es precisamente el más estimulante para los sectores productivos del país.
El colapso que se viene registrando en los puertos en los últimos meses, se suma a esta inquietante situación, que se ha agudizado en estos últimos días, debido a que más de 12.000 contenedores están a la espera de descarga y en Bolipuertos no han aceptado la propuesta de los importadores de despachar directamente desde los muelles hasta los almacenes del importador de las mercancías, con lo cual se estaría acelerando el proceso de descarga y las mercancías podrían llegar a tiempo a los mercados para su comercialización.
Crecimiento y liquidez
Por otra parte si bien es cierto que el sector comercio ha registrado este año un crecimiento significativo, la dirigencia del sector siente que este comportamiento ha sido producto de un aumento irracional en el gasto público, que ha permitido un incremento en la liquidez monetaria, en los últimos 12 meses superior al 50%, lo que ha impulsado la demanda y el consumo, que ha sido atendido en gran medida por las importaciones que para este año se elevan hasta los US$ 50.000 millones, monto que resulta verdaderamente significativo, sobre todo cuando se percibe que ello se hace en detrimento de la producción nacional.
Es por ello que los comerciantes advierten que lo deseable es que este robusto crecimiento del sector comercio en el país, hubiera estado sustentado en la producción de los sectores primario como la agricultura, la ganadería y la minería y en el valor agregado de la industria nacional, procesando estos productos, lo que evidencia que la oferta no ha podido acompañar la demanda y este se convierte en el nudo gordiano del problema económico venezolano, no hay suficiente oferta agregada nacional y cada día estamos dependiendo más de las importaciones para poder satisfacer las necesidades de los consumidores.
Por supuesto que lo grave de esta situación, es que se están importando productos que tradicionalmente se fabricaban en Venezuela; se están trayendo para consumir en el país, productos de los cuales nuestro país era exportador, como azúcar, maíz, arroz, carne y café, entre otros, llamando la atención que el crecimiento de las importaciones del sector público se ubica en el orden del 42%.
Entre tanto, mientras la inversión pública crece, gracias a las erogaciones por construcción pública, la inversión privada sigue disminuyendo a pasos agigantados, por falta de políticas claras y estímulos para la producción nacional.
Ilustración: Nestor Juárez