Caminito que un día
III
Un segundo periodo de la historia venezolana es el que podríamos llamar de la dominación hegemónica que, a partir de 1498, se inicia con la llegada de los invasores españoles al subcontinente.
Este periodo debe, a su vez, subdividirse en dos épocas en concordancia con los sectores hegemónicos en el país.
En primer lugar, la época colonial desde 1498 hasta 1821, con la presencia hegemónica de la monarquía española y sus representantes en Venezuela.
En segundo lugar, la época republicana que desde 1821 podemos comprenderla hasta nuestros días
Ninguna de las dos épocas formaron un continuo homogéneo pues en ambas se identifican múltiples variables que tienen que ver con lo político, lo económico, lo cultural, lo religioso, etc.
Todo este periodo de la dominación hegemónica ha sido bastante estudiado, tanto de los sectores oficiales, como es natural, presentándolo como la “historia del pueblo venezolano”, e igualmente desde sectores e individuos de “izquierda”, entendiendo el término de contrario al oficialismo, y en este caso, intentando presentar un análisis diferente, “objetivo” de la “historia verdadera” de la nación, llegándose, incluso, en casos extremos a negarla como tal historia logrando, debe decirse, ofrecer algo que, en el fondo, es bastante parecido a lo que se ha querido negar, ocultar o sustituir, sólo que revestida con, ciertos adornos pseudorevolucionarios”.
Y es que esa historia oficial es, en verdad la historia de la comunidad hegemónica; acaeció, sus procesos, hechos y protagonistas son reales, no puede ocultarse ni obviarse sino, simplemente, colocarla donde corresponde: ser la historia de las clases dominantes en Venezuela desde 1498 hasta nuestros días.
IV
Lo que quiere decir que esa historia de la dominación hegemónica, no es sino una parte de la historia venezolana que así como ocultó, manipuló o deformó la historia venezolana de los pueblos indígenas, hizo lo mismo con la historia de los pueblos dominados, oprimidos durante la monarquía colonialista y la república igualmente ocultada, manipulada o presentada de modo que se vea, sujeta, sumisa, dependiente de la historia oficial.
Esta parte de la historia, no sistematizada, los grupos hegemónicos la ocultaron recibiendo de los sectores contestarios diversos nombres: local, regional, del pueblo, popular, pequeña, tradicional, de la cotidianidad, de la resistencia.
Transcurre metodológicamente hablando paralela con la historia hegemónica, como su contraparte, desarrollándose en múltiples facetas, de ningún modo homogéneas pues llegan a tener características que van desde la más absoluta sumisión hasta las rebeldías más catastróficas para las clases dominadoras de la sociedad; sus protagonistas, generalmente el colectivo popular, también pueden llegar a ser individuos o grupos sociales no necesariamente “populares” y la única razón de estos procesos, insuficientemente estudiados, por los historiadores venezolanos, parece tener una sola razón: sobrevivir, lo cual ha facilitado mucho, entre otras cosas, la tarea hegemónica de los grupos dominantes: populismo, demagogia, “democracia”, libertad, derecho al trabajo, etc.
La gente del pueblo sumisa y respetuosa de las normas de la dominación, de sus modelos establecidos para consolidarlo, forma parte de la historia oficial, como ejemplo de “gente buena”, “personaje modelo”: Negro Primero, Negra Matea… pero los que se enfrentaron a la clase hegemónica son bandidos, traidores, tiranos, criminales, bandoleros…: Zamora, José Leonardo Chirino, el Negro Miguel, Lope de Aguirre, Manuela Saenz, en cierta forma Guzmán Blanco, José Gregorio Monagas.
En relación con este tema resulta apropiado citar un discurso pronunciado por el historiador doctor Asdrúbal González titulado “El pueblo perdió su rostro en Carabobo” en el cual dice /“…en esta interesada historia de la Venezuela dividida en clases, se presenta al negro pidiéndole permiso al taita blanco hasta para morir…” y agrega González “…según un decir, la historia la escriben los vencedores, y el pueblo ha sido siempre el perdedor en todas las contiendas”.
El protagonismo de individuos e incluso de parcialidades, tanto de los grupos hegemónicos, como de los dominados, no ha sido necesariamente regular en relación con los intereses de clase correspondiente y es común encontrar en posiciones contrarias a los suyos, individuos y grupos de una clase determinada.
Esto parece más común entre los sectores dominados favoreciendo, como base social de la hegemonía explotadora, a quienes los explotan pero numerosos líderes del pueblo han surgido precisamente de las élites dominantes y en determinadas condiciones políticas marchan al lado de los colectivos oprimidos hasta el punto de lograr metas comunes: ej.: la Independencia, la Federación.
A diferencia de lo que hizo la historia oficial de los grupos dominantes, invisibilizando la participación protagónica en los procesos históricos, no se puede, en sentido contrario, dejar de estudiar en profundidad esa historia de la dominación porque en ella están las claves que permitirán desarmar absolutamente el poder de las élites sobre la mayoría del pueblo venezolano.