El director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel asegura que la crisis económica que sufren algunas orquestas, sobre todo de Estados Unidos y Europa, no afectará «en lo absoluto» la calidad de la música clásica.
La crisis económica «no supondrá en lo absoluto una pérdida de calidad en la música clásica. Yo soy muy optimista: de las crisis salen cosas buenas, las crisis son para ver que el camino no era ése y tratar de buscar uno mejor», dice a la AFP en Berlekey, primera de las cinco ciudades estadounidenses que recorrerá en la nueva gira de la orquesta sinfónica Simón Bolívar.
La entrevista se realizó al término de un ensayo en el auditorio Zellerbach Hall de esa ciudad del oeste de Estados Unidos, donde Dudamel, de 31 años, y los más de 140 músicos venezolanos que componen la orquesta salieron ovacionados del primer concierto de la gira que tiene parada también en Chicago, Washington, Filadelfia y Nueva York.
«No debemos ver la música como una cosa aislada de la sociedad, no podemos verla como un lujo o como una cosa realmente lejana a las necesidades de una persona», asegura en el escenario, sentado en un taburete, mientras se terminan de retirar los atriles y todavía suenan notas de algún violonchelista que ensaya en un rincón.
Cuando varias orquestas «amigas» viven sumidas en una crisis por la pérdida de subvenciones estatales y de público, la Simón Bolívar y la red de orquestas infantiles y juveniles, que el músico y economista José Antonio Abreu creó en 1975 para alejar a niños y jóvenes de la violencia, no dejan de crecer: aparecen nuevas bandas, programa giras y construye auditorios.
El «secreto» es que en sus casi 38 años de existencia, el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, que en la actualidad cuenta con más de 400.000 niños y jóvenes sobre todo de las clases más desfavorecidas, ha contado con el apoyo de los sucesivos gobiernos, pero dentro de las partidas destinadas a ayuda social, y no a la cultura.
Dudamel encarna la historia más exitosa del ‘Sistema’: empezó desde muy niño a estudiar violín y pronto mostró sus dotes prodigiosas. En 1999 fue nombrado Director Musical de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar y en 2004 ganó la primera edición de la Competencia Bamberger Symphoniker Gustav Mahler para Jóvenes Directores.
En la actualidad dirige también la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y la Sinfónica de Gotemburgo, es director invitado de otras orquestas prestigiosas, y su estilo electrizante, con su media melena rizada, lo ha convertido en todo un icono internacional de la música clásica.
Sin embargo, en casi todas sus entrevistas o discursos se refiere a sus orígenes como parte del ‘Sistema’ y no ahorra elogios hacia su creador, el responsable de que Venezuela tenga hoy una generación de jóvenes talentos -algunos ya dirigiendo orquestas alrededor del mundo- «llena de un futuro maravilloso».
«El maestro Abreu es una persona realmente inimitable, una persona que son mil. El maestro Abreu es millones», explica un emocionado Dudamel.
El director, que en 2009 fue incluido entre las 100 personas más influyentes por la revista Time, destaca «el reto enorme» de llevar un repertorio de compositores latinoamericanos en esta gira estadounidense, con obras de los mexicanos Carlos Chávez y Silvestre Revueltas, el venezolano Antonio Estévez o el argentino Esteban Benzecry.
«La ‘Cantata Criolla’, por ejemplo, del maestro Antonio Estévez, yo creo que es la obra más importante del repertorio venezolano, y una de las grandes obras del repertorio americano (…) Somos nosotros, es nuestra sangre», dice.