La ópera prima del consagrado actor venezolano Miguel Ferrari, Azul y no tan Rosa, se estrena este viernes 30 de noviembre en las salas del país. Un trabajo que llena de regocijo al artista, quien ve realizado su sueño: su primera producción cinematográfica.
El largometraje se filmó el año pasado entre España y Venezuela, y es protagonizado por el actor barquisimetano Guillermo García, quien junto al actor español Ignacio Montes, se convierten en padre e hijo para contar una buena historia.
EL IMPULSO conversó con el actor español, Ignacio Montes, quien manifestó estar muy complacido de haber regresado al país para el estreno de su tercera película. “Me siento estupendo. Hace año y medio vine a rodar la película y fue una experiencia genial”, dijo el actor de 20 años.
Confesó que en un principio le dio temor venirse a Venezuela por dos meses. “Pensé que me sentiría solo, pero luego me sentí acogido, arropado y muy querido por todos los venezolanos, y por Guille, quien me apoyó en todo momento. Ha sido una experiencia increíble. Y esta segunda visita estoy compartiendo muy buenos momentos con mucha gente”, expresó.
Rememoró que en su país se presentó al casting, y luego Miguel lo llamó y le dijo que había sido escogido para el personaje. “Cuando me envió el guión, me parecía increíble. Tenía que aprender tango, ir a Venezuela, y otros atractivos, en verdad era algo muy grande, dulce y sabroso”.
Respecto a trabajar con el actor venezolano, como director, expresó: “Miguel es un director que sabe lo que quiere, él estaba muy claro con la película, sabía muy bien qué era lo que quería hacer y decir. Además tiene esa sensibilidad para tratar a los actores, justamente porque también es actor. Él sabía muy bien los tiempos que necesitábamos, los ensayos, para luego rodar la película. Fue un trabajo muy bonito”.
-¿Qué fue lo más difícil del rodaje?
-La idea de trasladarme, de rodar fuera de mi país dos meses, creo que esa idea fue la mayor dificultad. Pensaba mucho en la gente, en cómo serían, pero a la semana de haber llegado se me pasó por completo, me trataron genial, fue un buen rollo.
-¿Qué se lleva de trabajar en Venezuela?
-Me llevo una lista enorme de cosas muy maravillosas: como aprender a tocar cuatro, bailar tango, conocer Venezuela, Caracas y Los Roques. También conocí gente increíble, como Guillermo García que fue como un padre para mí en esos dos meses. Lo más hermoso es la calidad de las personas que descubrí en este país.
Vínculo cercano con los actores
El director, productor y guionista de la película, Miguel Ferrari, comentó: “Este trabajo es un gran reto para mi carrera. Estudié dirección cinematográfica en Madrid, pero creo que ser actor me ha permitido tener un valor añadido. Como director establecí un vínculo más cercano con mis actores, pudiéndoles hablar con un lenguaje que ellos conocen perfectamente y ayudándolos a encontrar los mecanismos para lograr la emoción que requiere cada escena”.
Agregó que como productor fue un punto de honor para él, que los actores fueran tratados como lo más importante de una película, “porque finalmente son ellos los que hacen que el espectador se conecte con la historia y para ello utilizan algo que no es tangible, sino abstracto: la emoción. Es por eso que deben sentirse cómodos, tranquilos y queridos”, expresó.
Fotos: Cortesía de Víctor Goncalves
