#Opinión: Polvo eres… Por: Claudio Beuvrin

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La ciudad como tema
Quien venga de Cabudare por la Ribereña, en su aproximación al distribuidor El Turbio obserrvará una sucesión de casas a cual más diferente. Hay unas más o menos recién pintadas con colores llamativos, también hay varios ranchos en su etapa inicial, es decir, en su momento de más pobreza, cuando son solo unas paredes y un techo de cinc idénticos a los cientos de miles de ranchos que los más pobres han construido como respuesta a la interminable crisis de viviendas. Verá también algo que ya no es común ver en los ambientes urbanos: unas casas, recién construidas, pobres ellas también, pero elaboradas con barro, un modo de construir que se remonta a los tiempos mas antiguos y que hasta hace unos años atrás era lo predominante en las zonas rurales.
Hay muchas razones para reivindicar el barro como un material para construir viviendas. El hecho de que sea utilizado en viviendas pobres no habla mal del mismo, al contrario. Desde la colonia las casas se han ido construyendo con barro, aun las de los acomodados como son testigos las casas de los centros urbanos tradicionales. Esas mismas casas dan cuenta de la durabilidad del material y su idoneidad funcional…hasta que llegó la modernidad, con sus nuevos materiales y el rechazo a todo lo que fuera tradicional.
Las casas de estructura de concreto son muy recientes. Y dado su costo, se le utiliza en pocas partes del mundo, incluso en algunos países muy ricos, como es el caso de los Estados Unidos, las casas, en su gran mayoría tienen las paredes de estructura de madera (el balloon frame) apenas apoyadas sobre una cama de cemento.
El barro no es solo un material constructivo que se sigue utilizando extensamente en los países pobres: en muchas partes del mundo, en las universidades e institutos de investigación, se exploran sus muchas posibilidades, solo o mezclado con nuevos productos y su uso se ha ido revalorando. Aquí mismo, la Arq. Glenda López, profesora de la Escuela de Ingeniería Civil  de la UCLA ha dedicado años a investigar este material, solo o mezclado con cemento o con fibras de sisal, y ha construido varios prototipos, comprobando que es una tecnología de muy bajo costo y al alcance de cualquiera que la necesite. Y aunque el desarrollo de este material es muy prometedor, le ha faltado apoyo institucional.
Contra el uso del barro se levantan varios escollos muy grandes. Uno de ellos es el prejuicio de la modernidad que ve en el barro un salto atrás a formas arquitectónicas y métodos constructivos ya superados. Está también la ausencia de normas constructivas que indiquen como asegurar que las obras de este material sean sismo resistentes, además, ¿algún gobierno de se jacte de ser progresista quiere ser objeto de burlas y descredito por construir casas de barro en vez de proveer de “casas dignas”?  En todo caso, un gobierno que se pretende popular, ha debido profundizar las investigaciones de este material en vez de estar importando modelos y tecnologías iraníes, chinas, bielorusas o concentrándose solo en la producción de petrocasas, hechas de plásticos derivados del petróleo y que presentan serios problemas de seguridad por ser inflamables. También se han podido desarrollar casas de madera provenientes de los bosques de pino Caribe en Uverito y para las cuales el incansable Fruto Vivas realizó varios prototipos a escala natural.
La producción de viviendas de barro están más al alcance de individuos y familias y pequeñas comunidades de pocos recursos cuyas necesidades de espacios se resuelvan con edificaciones de una o dos plantas y que dispongan de tiempo para actuar organizadamente.     Con barro se puede fabricar todo el amplio espectro de la arquitectura civil: comercios, talleres, centros de salud, escuelas, iglesias, etc. como bien lo demostró el arquitecto-ingeniero egipcio Hassan Fathy en plena mitad del siglo 20, quizás el arquitecto egipcio más conocido internacionalmente. Como en un tiempo lo fue en América, casi todas las zonas semiáridas de África disponen de edificaciones en barro de extraordinaria utilidad y belleza.
Un estimulo a la construcción en barro ha provenido, sorprendentemente, del turismo, para la construcción de espacios de aspecto pintoresco, tradicional, bucólico, campestre y por tanto, tranquilo y romántico. Aquí en Venezuela son famosos los Ranchos de Chana, en Margarita, una iniciativa que han repetido en diversos países.
Un asunto esencial final: las obras de barro crudo son las de mayor sustentabilidad en lo que respeta a los materiales, consumo de energía, huella ecológica y biodegradabilidad: una casa de barro, abandonada o demolida, no contamina, simplemente retorna a lo que siempre fue: polvo.
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