#Opinión: Piloto automático Por: Alexei Guerra Sotillo

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Capitalismo Lunar

Noviembre se va diluyendo en el calendario y la campaña electoral para los comicios regionales luce tan animada como un torneo de dominó transmitido por radio. Se espera que la atmósfera político-proselitista se caliente tanto como una varilla de furruco gaitero mientras nos acercamos al 16 de Diciembre. ¿Se espera?
Para abundar en este tono metafórico, el país sigue su curso, lanzado al más sincero, abierto y consciente consumismo decembrino, abarrotando centros comerciales, tiendas, comercios y afines. Y eso no debería de sorprender a nadie, salvo a quienes desde hace 14 años desde el gobierno “revolucionario”, han venido trabajando en la construcción del “socialismo”, que hoy asume su vertiente distractora-cortina-de-humo de “Estado Comunal”. Mientras los sesudos, descorazonados  e impersonales candidatos a Gobernadores del partido oficial intentan digerir, traducir, explicar el nuevo “Estado Comunal”, repitiendo hasta la saciedad la palabra “Comuna” y justificando lo injustificable con interpretaciones forzadas de la Carta Magna o de tal o cual espejismo retórico-normativo, el venezolano de a pie a estas horas fija y piensa en una sola Comuna en su mente: “Comuna…llaca”.
No es precisamente un triunfo ideológico para el gobierno el que luego de 14 años de cadenas, discursos, talleres, movilizaciones, normas, leyes, más discursos, dinero despilfarrado cuando no robado o malversado, hoy una mayoría de compatriotas, incluso muchos con camisas rojas, prefieran adquirir bienes tecnológicos, ropa, artículos, regalos, televisores, celulares, juguetes, en un complejo arrebato consumista y decembrinamente capitalista, que ahorrar y asumir un ascetismo socialista, una frugalidad en el gasto familiar que ni siquiera los adeptos del proceso aceptan ni quieren. Quizá muchos acepten, se traguen o disimulen su rechazo a toda esta perorata Comunal, pero lo hacen desde la sala de su casa esperando que el técnico le instale el televisor Led 3-D que acaban de comprar, enviando un mensaje a algún camarada desde su “Smartphone”, sudando una cómoda franela “Adidas”, unos jeanes “Levi´s” y tomándose un escocés mayor de edad con mucho hielo. “Socialismo ontherocks” lo llamamos ya hace tiempo, a esa curiosa vertiente del neo-marxismo caribeño, a cierto grupo de seguidores del proceso que se sacrifican por el país y la construcción de un socialismo jurásico, pero desde el confort material de íconos capitalistas y del mercado. Vladimir Ilich Lenin, revuélcate en tu tumba.
No se trata aquí de defender un consumismo salvaje, descarnado, superfluo o innecesario. No. Pero en su llana ignorancia macroeconómica, los venezolanos saben que ahorrar no sólo es difícil sino poco sensato, cuando hay algún exceso de liquidez, en este marco económico de controles de precios, restricciones cambiarias, inflación desatada, subsidios inefectivos, en el cual lo único que puede mantener el poder adquisitivo de sus utilidades o “aguinaldos” es la compra de activos o bienes que le den confort o calidad de vida y representen una inversión, porque ningún instrumento financiero  es hoy atractivo. Tenemos una economía estatizada, endeudada y con una “ilusión” de abundancia alimentada por un gasto público cuyo ritmo de expansión en el más corto plazo luce ya inviable, pese a la benevolencia del mercado petrolero.
Mientras tanto, luego de una omnipresencia mediática construida durante años, luego de monopolizar y ser el referente político-discursivo del país, y de la polarización subsecuente y conveniente a sus fines, el Presidente hoy guarda silencio. No está. No aparece. No sale. No encadena. No declara. No grita ni regaña, ni entrega casas, ni insulta a nadie. Su salud sigue siendo un enigma.
El país es un avión, elevado a miles de kilómetros de altura, volando con exceso de pasajeros y equipaje, con poca gasolina y mal tiempo en el horizonte. La tripulación está dormida, o distraída jugando a ser gobierno. Nubarrones grises y rojos de populismo e idolatría impiden la visibilidad de alguna montaña u obstáculo cercano. El piloto no está. La luz roja titila en el tablero: “Piloto automático”. El país avanza con las coordenadas de la inercia y la ruta trazada para continuar volando hacia el mar de la felicidad comunal ¿Será la dirección adecuada?

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@alexeiguerra
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