Desde el puente
Es necesario establecer la verdadera naturaleza del actual régimen. Esta presidido por una persona que ni es un demócrata, ni cree en la democracia. Por reiterada confesión ha dicho que es un subversivo, frase respaldada por una trayectoria contraria al ordenamiento jurídico y, en consecuencia, a los principios y valores que le dan soporte a cualquier sistema democrático. Actualmente acelera el proceso revolucionario contra todo lo establecido y regulado. Avanza bajo el principio subversivo según el cual primero van los hechos y después el derecho, siempre flexible y de interpretaciones remitidas al propio gobierno de acuerdo a sus conveniencias.
Se trata de un régimen ideologizado. Progresivamente se convierte en una dictadura comunista, verdaderamente comunista, que usa como coartada retórica eso del socialismo del siglo XXI. Sus alianzas nacionales e internacionales con gobiernos u oposiciones del mismo signo, el empeño en liquidar todo vestigio de propiedad privada de las personas naturales y jurídicas, la arremetida contra el aparato productivo en materia económica y social, el uso arbitrario de los instrumentos de administración de justicia, el control férreo de todas las ramas del poder público y de las quebradas empresas del estado, el presidencialismo y el centralismo agudo, son apenas algunas de las manifestaciones de cuanto estamos afirmando.
Pero lo más grave, como en todo régimen comunista, está referido a los derechos humanos, a las restricciones al ejercicio pleno de la libertad. Decenas de presos políticos, centenares de asilados y exilados en el exterior, amenazas y sanciones penalizando criminalmente toda disidencia caracterizan los intentos para consolidar la tiranía a lo largo de estos catorce largos años. El caso Afiuni lo dice todo.
La única ventaja que tenemos los demócratas es la alta incompetencia del régimen y la gigantesca corrupción que lo azota a todos los niveles. No hay precedente tan serio en la historia.
Frente a todo esto ¿qué hacer? Nuestra obligación es enfrentar al régimen en todos los planos y terrenos. No podemos evadir la responsabilidad de ir de frente contra la dictadura comunista de Hugo Chávez. Mucho menos cultivar la esperanza de que otros, desde afuera, hagan lo que sólo a nosotros corresponde. Por de pronto, en lo inmediato, tenemos el reto de las elecciones para gobernadores y diputados regionales. Oportunidad extraordinaria para levantar con fuerza las banderas de la vida en libertad, de la democracia, de la decencia, del sentido común en defensa de la familia como núcleo fundamental. Sin miedo, con convicción y coraje, a pesar del CNE y la ingeniería fraudulenta desarrollada.