#Opinión: Entre lo terrenal y lo celestial. Por: Joel Rodríguez Ramos

La semana pasada fue una semana difícil. Muy pesada, llena de noticias desalentadoras y duras, me costó digerirlas, en algún momento me envolvió la pesadumbre y eso que he aprendido a no dejarme dominar por la tristeza. En realidad desde el 7 de octubre hay un ambiente pesado en el país, triste, melancólico. Llevamos 14 años viviendo muchos problemas, pero esperábamos un resultado electoral de cambio, con rostros nuevos en el poder, renovada la democracia, lo cual hacía que nos sintiéramos esperanzados. Hoy, después del resultado adverso, es diferente, no se vislumbra una posibilidad de cambio a corto plazo y los problemas continúan creciendo en forma vertiginosa. Y el régimen sólo va a lo suyo, a perpetuarse en el poder y sin atender los problemas más acuciantes.
Pero no debemos amilanarnos, hay que votar el 16 de diciembre. El régimen debe ser neutralizado con gobernadores eficientes y de profundas convicciones democráticas, respetuosos de la institucionalidad y muy firmes en la defensa de los valores y principios consagrados en nuestra Carta Magna. Pero a lo que iba, decía que la enorme cantidad de noticias trágicas de la semana pasada me alarmaron y me envolvieron en un ambiente de pesimismo y derrotismo, nada propio de quien tiene sinceras y serias convicciones cristianas. La virtud de la esperanza está a la par de las virtudes de la fe y de la caridad, son virtudes teologales. Nada debe desesperarnos, aunque sintamos que el mundo se viene encima. Santa Teresa de Ávila decía “nada te turbe, nada te espante, sólo Dios basta, quien a Dios tiene nada le falta….la paciencia todo l alcanza.”
La semana comenzó con la noticia de una señora concejal del municipio Urdaneta, asesinada presuntamente por su hijastro. Sus vecinos y amigos la describen como una buena señora, preocupada por los demás, atenta y dispuesta a colaborar con todos. Por lo dicho en los medios de comunicación social, las razones que tuvo el hijastro para asesinarla, fueron de esas que el Código penal denomina fútiles, banales. “Resentimientos viejos”, dijo el propio hijastro. No sé qué ocurre en nuestra sociedad, pero cosas como éstas alarman y entristecen. Dios sabrá por qué ocurren. Luego vinieron las noticias de innumerables fallecidosdurante el fin de semana, las morgues abarrotadas, muertes por mil razones, la mayoría jóvenes comenzando la vida. Qué triste. Después noticias de protestas de todo tipo. En Caracas, en Guayana, en Maracay, en Valencia. Retrasos en los vuelos y autobuses, horas, largas horas en aeropuertos y terminales, trastornos de todo tipo en las actividades de los ciudadanos. Luego la noticia de los puertos colapsados. Varias decenas de barcos en fila esperando para descargar mercancías. No han podido bajarse los regalos de los niños para la Navidad. Para Venezuela, una economía de puerto, el colapso de los puertos es un grave problema de desabastecimiento.Crisis eléctrica en todo el país. Estuve en una reunión el miércoles pasado en Colinas de Santa Rosa y tuvimos tres horas sin luz, haciendo la reunión literalmente a la luz de la luna. Y nadie responde por eso. Después vino la noticia de un piloto muerto en un accidente aéreo. Dos aviones militares tipo Bronco colisionan en el aire. Patético el comunicado del ministro de la defensa, no juramentado por cierto. Con errores graves de ortografía.
Luego vinieron las asombrosas y dolorosasrevelaciones hechas por la juez María de Lourdes Afiuni al periodista Francisco Olivares. Esas revelaciones salen publicadas en un libro-entrevista, contentivo de varias horas de conversaciones entre el destacado periodista Olivares y la Juez detenida en su casa. Ya el título del libro es muy sugerente, “Afiuni, la presa del Comandante”. Y es que no hay duda, Afiuni está presa sólo por la orden presidencial emitida en cadena nacional y sin mediar ninguna posibilidad de réplica en las mismas condiciones que fue emitida la orden.No podía creer que lo dicho por Afiuni hubiera ocurrido y lo único que la Defensora del pueblo declara es “qué raro que lo diga ahora, eso ha debido decirlo antes”. Claro que lo dijo antes y todo el gobierno lo sabe y los organismos internacionales también lo saben. Recordé que días antes la señora Defensora del pueblo puso en uso un “violantómetro” o algo así, para denunciar las violaciones contra la mujer. En el caso de la juez Afiuni, ese “violantómetro” debe haberse roto y quemado. Indignación, tristeza, rabia, asco, pero también admiración por ella, sentí al saber todo lo que le ocurrió a la Juez Afiuni. Me alegró que María Corina Machado, Gloria Cuenca y muchas mujeres más se solidarizaran con ella inmediatamente.Después de tantas noticias agobiantes, el domingo me fui con mi familia a la Misa dominical y sentí aliento y esperanza con la hermosa fiesta de este pasado domingo: “Cristo, Rey del universo”. Es la última fiesta litúrgica del año católico. Ahora comienza el Adviento en espera de la Navidad. “Cristo, Rey del universo”, es como la síntesis de todos los misterios de la vida de Cristo y alzamos con Él nuestra mirada hacia arriba, a un reino de paz, de justicia y de misericordia. Un reino que “no es de este mundo”.