Ventana abierta
Para recordar: “…¡Dichosos los llamados a la cena de la boda del Cordero!…” (Apocalipsis 19:9)
Aunque tenemos una “ventana abierta al mundo”, hay una hermosa “puerta” que nos permitió entrar en los corazones de los hogares y gentiles lectores del diario EL IMPULSO, al participar en el Desayuno-Foro.
Por ello recordaremos, con predilección, la hermosa experiencia de poder compartir con los directivos de la casa editorial, los dos principales momentos alimenticios del ser humano: El desayuno físico y el espiritual. También, porque hemos recibido amables comentarios y manifestaciones de cariño de nuestra familia, amigos, especialmente en el seno de la iglesia Adventista del Séptimo Día, por tan valiosa entrevista que nos fuera realizada en el mencionado rotativo.
La invitación nos llegó por medio del jefe de redacción, el periodista José Ángel Ocanto y estuvimos al lado del arquitecto Juan Manuel Carmona (director del periódico); la periodista Violeta Villar Liste (jefe de información); la periodista, Danahé Figueroa Espinoza; Edickson Durán (fotógrafo), degustando el apetitoso desayuno y compartiendo experiencias de nuestra vida.
Fue un honor poder estar en el lugar por donde han pasado y de seguro seguirán pasando, importantes figuras de nuestro estado o del país, como: La escritora Xiomary Urbáez; la administradora María Antonieta Zapata; la abogada Sobella Mejías; secretario general de gobierno de Lara, Teodoro Campos; el artista plástico, Esteban Castillo; el Grandes Ligas Luis Jiménez; el administrador y comunicador social, Biaggio Pilieri; la cantante y empresaria, Liz, entre otras y otros.
Bien dijo la periodista Danahé, que “el desayuno es la primera comida”, en ocasión de la conversación con la Dra. Mejías. En ese orden de ideas, White, Elena, manifiesta: “Es la costumbre y uso de la sociedad tomar un desayuno liviano… ‘Pero’ a la hora del desayuno, el estómago está en mejores condiciones para digerir más alimento que en la segunda o tercera comida del día” (Conducción del niño, sección XIV, cap.62).
Lo anterior, afianza aquel consejo que nos impele: “Desayunar como un rey almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo”.
Es cierto que la cena física, deberá ser la más liviana, sin embargo, la Cena que mencionó o instituyó Jesús, no deja de ser importante para el final de los tiempos, especialmente lo que llamamos la Santa Cena o Sagrada Cena, porque fue el momento, cuando Cristo, siendo el Hijo de Dios, mostró su mayor humildad al lavarles los pies a sus discípulos; cuando partió el pan y el vino (que representan su Cuerpo y su Sangre) (Ver Mateo 26; 1ª Corintios 11). Pero, indicó que nunca más la tomaría la Cena, hasta cuando esté reunido con los salvados, después de su Segunda Venida (Mateo 26:29).
En ese sentido, Jesús presentó varias alegorías referentes a su Segunda Venida, con una boda; cuando mostró a diez vírgenes (cinco prudentes y cinco fatuas); similar a la parábola de los siervos que se están preparando cuando venga el esposo de la boda (Lucas 12); porque no se sabe la hora de su regreso y debemos alistarnos cada día.
Tal vez, todos no podrán asistir, por razones obvias, u otros motivos, al importante Desayuno-Foro, entrevista que se publica cada miércoles, en el diario EL IMPULSO. Sin embargo, todos estamos invitados a asistir a la Gran Cena, tal como lo señala el profeta Juan, quien escribió: “Y el ángel me dijo: Bienaventurados los que son llamados a la cena de la boda del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios” (Apocalipsis 19:9) ¿Ya aceptamos la invitación? ¿De qué tamaño será la mesa?
En tal sentido, White, señala: “Quienes son partícipes de la fiesta de bodas, la fiesta del Evangelio, por medio de este hecho expresan que han aceptado a Cristo como su Salvador personal…. Estos se ponen el lino blanco, el carácter limpio, puro, mostrando así que dejaron la senda del viejo hombre que vive en su ignorancia. Su lenguaje cambia. Su conversación es totalmente diferente. . .” (Libro: Alza tus ojos, 17 de Octubre). Es lo que llamamos el nuevo hombre, listo y preparado para la “boda del Cordero”.
Cuando alguien nos invita a desayunar, almorzar o cenar, espera que no fallemos, que asistamos, de lo contrario se quedaría el alimento preparado y todos los arreglos hechos, ¿ocurrirá lo mismo con la invitación que Dios nos hace?
www.ventanabiertalmundo.jimdo.com
#Opinión: Del Desayuno-Foro, a la cena del Cordero. Por: Eduardo Iván González González
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