#Opinión: Experiencias que enseñan. Por: Adelso González Urdaneta

La experiencia electoral del 7-O nos dejó a muchos venezolanos, al menos a la totalidad de la unidad o alternativa democrática, un conjunto variado de percepciones y recuerdos negativos, que obligan en cada región a superar y corregir errores de cierto exceso de confianza e imperdonable descuido frente a la inescrupulosidad del todopoderoso adversario para cometer irregularidades y mañoserías de distinta naturaleza, hasta llegar a la burla y violación de la Constitución, otras leyes y disposiciones reglamentarias específicas, como las electorales y las relacionadas con la corrupción, con un CNE que ha sabido hacerse ante ellas el ciego, sordo y mudo, dado el servicio comprometido con el presente gobierno y en especial con el jefe y líder de quienes lo saben obedecer.
Era de palpar de cerca muchas de las muestras: el descarado e ilegal ventajismo estatal, gubernamental e institucional, agravado con el inmoral uso de los recursos humanos, físicos, económicos, comunicacionales y de todo tipo, pertenecientes al Estado; el tratamiento indebido, por ilegal e incorrecto, a los servidores públicos; la forma cuestionada como se ha construido la maquinaria popular existente. El cuadro es hoy aún más grave con las más recientes resoluciones de la mayoría del CNE, con las denominadas migraciones de candidatos a gobernadores turistas del oficialismo, familiares y allegados suyos, en varias regiones, violando las disposiciones existentes con respecto al Registro Electoral Permanente.
Ahora, para las próximas elecciones de gobernadores y legisladores regionales seguramente se pretenderá desde la presidencia de la República, como eje gubernamental único, imponer desde ella mecanismos y formas de las mismas irregularidades y violaciones. De ahí que desde ya y en lo adelante la gente de la unidad democrática ha de estar mucho más atenta y vigilante, con la recia disposición de hacer en cada caso la denuncia correspondiente, con la consiguiente y firme actuación. Pareciera hoy por hoy necesario cierta dureza en el tratamiento que en lo adelante haga la unidad democrática frente a los excesivos abusos de poder, tanto del Presidente como de la mayoría del órgano electoral a su servicio.
Previo a todas las cosas es la indispensables prudencia e inteligencia en la actuación pública de todos los factores y personas de la unidad democrática, al referirse a contrastes y diferencias de orden interno. Para nada ni por nada se le puede hacer el juego al contrario, dándole banderas o armas de combate político-electoral para el daño de sí mismo. ¡Ojo pues!