Cuando me preguntas sobre la gravedad del caso de una persona que bajo la protección del Estado, privada de la libertad, sea sometida a tratos crueles, llegando inclusive al hecho de una violación, tengo que responder que no se trata de un hecho insólito, ni puedo decir que es extraordinario, manifestó el conocido penalista y profesor universitario Alberto Arteaga al ser consultado por reporteros de EL IMPULSO.
Se pone de relieve, naturalmente, por tratarse de la doctora María Lourdes Afiuni, que ha trascendido a la opinión pública y que es del conocimiento de las Naciones Unidas, ya que ha sido objeto de la preocupación, con toda razón, de todo el país.
Este asunto es el pan nuestro de cada día, subraya. Lo que le ha pasado a la jueza Afiuni ocurre todos los días, aunque las autoridades en este momento lo quieran negar.
Quiero en este instante referirme a un conocedor de la materia, a un personaje muy respetado antes y ahora, que además nadie le puede negar su experticia en relación a la materia penitenciaria como es Elio Gómez Grillo, redactor del artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, siendo constituyente.
Aquí no hace otra cosa que lo que está allí, para transformar el sistema penitenciario venezolano, añadió. Ahí se habla de la descentralización, de la rehabilitación, del personal especializado. Pero, ese artículo no se cumple.
Gómez Grillo, desde hace cuarenta años o más, ha repetido una y otra vez que los verbos que se conjugan en la prisión son matar, violar, ociar, traficar con drogas, traficar con armas. Porque eso es lo que ocurre en nuestras prisiones.
En forma aguna todo eso que ha dicho este especialista no se puede negar.
En ese mismo orden de ideas el Dr. Arteaga declaró que en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los representantes del gobierno nacional negaron la realidad penitenciaria, algo que es inaceptable.
Una persona insospechable, como Elio Gómez Grillo, porque no es de oposición, sino más bien partidario de este gobierno, lo ha denunciado una y muchas veces.
Lo que ha pasado con la doctora Afiuni no es un caso extraordinario, asienta. Evidentemente, lo que nos ha impactado a todos, con toda razón, es que a una mujer que ha sufrido, como es el caso de María Lourdes Afiuni, es que eso le haya ocurrido por haber sido encarcelada.
Ella ha sufrido las injusticias de la llamada justicia venezolana por tomar una decisión en ejercicio de su función jurisdiccional, de concederle la libertad a una persona procesada haciendo bueno el mandato constitucional del juicio en libertad. Lo que hizo Afiuni fue cumplir con su deber y por ejercer la función jurisdiccional fue injustamente apresada y procesada.
Fue sacada esposada de su tribunal y al decir de la fiscalía se cae por su propio peso la acusación, ya que se reconoce que no tuvo ella ninguna utilidad económica, sino que le dio libertad a Eligio Cedeño. Lo que denuncia en el libro de Francisco Olivares tiene que estremecernos a todos.
Foto: Oswaldo Azuaje
