Tener un trabajo que detestas puede ser tan malo para tu salud mental como estar en paro, de acuerdo a un estudio de la Universidad Nacional de Australia (ANU, por sus siglas en inglés), publicado en la revista Psychological Medicine.
La investigación, liderada por el profesor Peter Butterworth, de la escuela de Medicina, Biología y Medio Ambiente de la ANU, es la primera en utilizar datos representativos de Inglaterra para comparar la salud mental de aquellos que están desempleados con la de los que están trabajando.
Los resultados del estudio confirman la hipótesis de que los beneficios para la salud de trabajar se limitan a los empleos de buena calidad. Trabajar en un entorno laboral con demasiada exigencia, un jefe desagradable o baja seguridad laboral supone un factor de riesgo para la enfermedad mental comparable con estar desempleado.
«Nuestros análisis establecen claramente que no hay diferencias en la incidencia de la ansiedad y la depresión entre que estaban en paro y los que tenían empleos de baja calidad», aseguró el profesor Butterworth.
Estos resultados confirman una investigación previa realizada por el mismo equipo con datos de Australia. «Los gobiernos deben abordar los aspectos psicosociales del ambiente de trabajo como parte de los planes nacionales para reducir la incidencia de la enfermedad mental», señala el director del estudio.