La historia del deporte en el ámbito mundial da cuenta de eventos que en épocas determinadas llegaron a tener repercusión desde el punto de vista político y, contribuyeron, desde la óptica de sus promotores y protagonistas, primero; y luego, de quienes se encargaron de reseñarlos, en alguna medida a cambiar, junto con otros factores, el curso de los acontecimientos. En más de una ocasión, percepciones de tal naturaleza se encuadraron en el espectro de los denominados milagros del deporte, cuando no referidos específicamente al caso del fútbol.
Para decirlo con palabras de G.K. Chesterton: “lo más increíble de los milagros es que ocurren”. Los hay quienes marcan diferencias con el rasgo mítico- religioso y prefieren, por la espectacularidad que revisten, denominarlos hazañas. Buena parte de los europeos y quienes en el orbe siguieron la semifinal de la Copa Mundial, en el 2006, aquel partido entre Italia y Alemania que se resolvió entre los minutos 29 y treinta del segundo tiempo extra, cuando los de la escuadra azzurra lograron hacer dos goles y pasar a la final, se debaten por igual entre ambas calificaciones.
Para terciar entre ambas posiciones, reseñas publicadas en la Revista Physics Today, en el 2010, advierten que en el Lynchburg College de Virginia, en Estados Unidos, se ha investigado el fútbol desde el punto de vista científico buscando explicar cómo los mejores jugadores del planeta lograron hacer cosas en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica que parecen desafiar a las fuerzas de la naturaleza, dado el diseño cambiante de la pelota y en cómo su rugosidad superficial y las fuerzas asimétricas del aire influyen en la trayectoria del balón, cuando éste sale despedido desde el pie del jugador. Apuntan, entre otras conclusiones, que el fútbol, además de un deporte, es un laboratorio viviente, donde las ecuaciones de la física se expresan de manera continua. En ciertas condiciones como la mencionada, se producen jugadas aparentemente milagrosas que, sin embargo, pueden ser explicadas científicamente. (Yaiza Martínez, dixit).
En el caso venezolano, en el ámbito regional, lo que está ocurriendo con el Club Deportivo Lara, está siendo catalogado como propio de un milagro, tanto en lo que se requiere para salvarlo, desde el punto de vista deportivo y financiero, como los efectos que promueve, en lo político.
A escasos 5 años de fundado, la oncena futbolística representativa de los colores rojinegro y del estandarte larense, logró obtener una estrella, en dos participaciones en la Copa Sudamericana y el cupo hacia la Libertadores 2013. Actualmente, en el torneo nacional ocupan una posición destacada que los hace firmes aspirantes al liderato del Torneo Apertura 2012.
Los problemas económicos que ha venido confrontando luego de la expropiación de la cual fuera objeto la empresa que aparecía ligada a sus patrocinantes directos y el alto costo de la nómina de jugadores y técnicos, colocan al Club Deportivo en una situación de seria amenaza para su futuro.
El director técnico Eduardo Saragó, en declaraciones a la prensa, ha señalado que en ningún momento su equipo de trabajo estuvo bajo una obligación de permanecer en el club, sino por el compromiso y profesionalismo que tienen los jugadores con la afición crepuscular. “Se han hecho todas las diligencias posibles e imposibles, sencillamente porque nos involucramos mucho con el gentilicio larense gracias al cariño que nos brindaron. No solo queremos ganar el torneo sino también salvar el proyecto”, agregó.
Por su parte, Raúl Alvarez, Gerente General, enfatizó: “Quedará en manos de la FVF lo que pase con nosotros si ningún comprador aparece en los próximos días, también hacemos un llamado a los factores políticos de Lara para que tomen cartas en el asunto”.
Las agencias de noticias revelan que el gobernador del estado Lara, Henri Falcón, realizó un aporte económico de 5 millones de bolívares, mientras que Corpolara hizo lo propio por 2 millones, sin ponerse de acuerdo, por supuesto.
Que la circunstancia deportiva pueda operar un milagro de esa naturaleza para muchos puede ser esperanzador, ante la expectativa cierta de concertación que se requiere para enfrentar los problemas del estado Lara. No obstante, hay quienes parafraseando al Manuel Caballero, sostienen: Ni la Divina Pastora hace goles, ni el CD Lara hace milagros.
