Es muy propicio el mes de diciembre para celebrar en familia, las fiestas de connotación cristiana, que conforman una indeleble tradición, a fuerza de su contenido irrenunciable, que se sigue desde tiempo inmemorable. Por eso, dentro de los festejos de la gloriosa Natividad, todo el grupo familiar ahora está unido y congregado ante el pesebre de Belén.
Con tan fervoroso y familiar motivo, presenciamos con honda alegría y júbilo, como avanzan las diligencias y crece el entusiasmo, por la inminente promulgación de la Ley de Amnistía y de Reconciliación Política, que en este ambiente pre-navideño, ha surgido de la iluminada bondad del corazón, que su aprobación parlamentaria es fruto de buen suceso, que ya se comenta, con sin igual entusiasmo en todos los centros de opinión, sobre todo, no existe signo vedado y no se correrá el atormentado albur de una esperanza fallida.
Se cuenta como hecho cierto, que el Presidente de los venezolanos, en su totalidad, alcanzada la reelección, tuvo a bien formular un llamado a la reconciliación y haciendo buenas sus palabras y en signo de concordia, inspirados por esa buena nueva, familiares, amigos, dirigente políticos, agrupaciones políticas democráticas y todo el crisol de la nacionalidad, pensando en torno al sentido de armoniosa convivencia de la afirmación presidencial, abrigan la esperanza cierta, que en la mesa fraterna de la próxima cena navideña, todos los hogares venezolanos, la celebremos henchidos de alegría, porque no existe privación de libertad, el placentero banquete de la noche navideña, cuando toda la familia se reúne, en ritual profundo, a dar preces por la venturosa venida del Niño Dios. En la cárcel perezjimenista padecimos esta cruel y dolorosa circunstancia y no queremos que otro ser humano experimente tan calamitosa situación en la noche de paz.
Es pedimento colectivo, es alegría y júbilo de toda la comunidad, que una Ley de Amnistía o cualquier dispositivo oficial, encaminado a tan plausible propósito, abra esa incomparable era de reconciliación y de buenos augurios, para que todos los venezolanos, ausentes y presentes, nos encontremos reunidos en absoluto disfrute de libertad, en estas gratas festividades navideñas, porque Venezuela, como en el símil galleguiano, dejó de ser el Hato del Miedo y se convirtió en Altamira: toda horizontes como la esperanza, toda caminos como la voluntad!
Avanzan las iniciativas, que con esmerada prontitud, culminaran en notorio éxito. La Asamblea Nacional, ya tiene en agenda el Proyecto de Ley de Amnistía y Reconciliación Política, que recibió de una Comisión presidida por el diputado Edgar Zambrano, de la Bancada Democrática Larense, quien con entusiasmo realizador y acatando instrucciones de la MUD, ya dejó a buen recaudo en la AN y en Miraflores, los máximos centros políticos del país y a los fines consiguientes.
Con diligente dignidad el Diputado Zambrano, se reunió en Lima y Costa Rica, con exiliados y políticos venezolanos, extrañados del país, en acopio de datos necesarios y consentimiento, para una transparente realización de esta misión de reconciliación y buena voluntad. Con el noble propósito, dialogó con el Vice-presidente y la Procuradora de la Republica, en esta alta gestión institucional, que abrirá buenos caminos para el logro del óptimo objetivo.
Por otra decisiva diligencia del constitucionalista Herman Escarrá, quien ha elaborado lo que puede ser la fórmula jurídica de la atinada decisión, que ya envió al Presidente-Comandante para la palabra de definitiva solución. En tan anhelado propósito, sobresale empeño y solicitud de abogados encargados de la defensa procesal, según el caso, de los familiares abnegados, que han venido actuando sin minuto de sosiego, la prensa democrática, solicitadora de justicia y libertad y organizaciones civiles y ONG, que tanto han clamado por presos y exiliados, forman una voz oceánica, que merece ser correspondida.
La respuesta al dialogo, la intima comprensión que inspiran libertad y tolerancia, eje de todo sistema democrático, la justicia que demanda la Republica, que la Patria ya dio su pronunciamiento, pues es en el espíritu, donde la patria se integra y se realiza, o sino, pendón de honda reconciliación humana, unidos a un gobierno que quiere hacer buenas sus palabras, son las plausibles vertientes, el consenso tan anhelado, para plasmar en amnistía, indulto, o la forma alternativa, que encaje en el cauce de la constitucionalidad, forman el preciado logro de la libertad. Que sea ahora, que la felicidad no conoce demora. Que sea una viva conmoción de bondad y llena de aquella alegría omnipotente que afloró en el persuasivo verso de Andrés Eloy, en plegaria de benevolencia a la amada: eres buena como el día de soltar los prisioneros!
#opinión: Esperanzas y deseos de una Ley de Amnistía por: Francisco Cañizález Verde
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