Dictamen
No hay duda, la etapa del “chavismo sin Chávez” ya comenzó, aunque camuflado en la victoria electoral del 7 de octubre y matizado por la propaganda oficial y la hegemonía mediática. Pero los hechos son los hechos y ya no se puede ocultar el ausentismo del mandamás del proceso y la delegación de sus funciones a la estructura y burocracia del partido.
Varios episodios delatan el preludio de esta etapa, entre los que destacan la coronación de Maduro como sucesor formal luego de su designación como Vicepresidente sin renunciar a la cancillería, así como el proceso supuestamente constituyente del plan de gobierno que busca trasladar la legitimidad lograda por Chávez el 7-O a su proyecto político para que tenga vida propia y pueda ser continuado por cualquiera eventualmente. Estos dos hechos cobran importancia a la luz del ausentismo de Chávez y los escenarios futuros.
Otro dato interesante que pasó quizá desapercibido, fue la declinación de Diosdado Cabello a la candidatura de Monagas para quedarse como presidente de la Asamblea Nacional. El segundo a bordo dentro del PSUV sabe la importancia que tiene su cargo actual ante los escenarios imprevistos. Diosdado sin dar mayores explicaciones, incumplió una decisión y petición del propio Chávez quien había sido el que lo había postulado públicamente. Pero lo más revelador fue quizá aquella cadena en la que Chávez amenazó a su propia gente con hacer inspecciones sorpresas para constatar la eficiencia de la gestión revolucionaria. Y no las haría él mismo, si se escucha bien el audio de esa alocución, Chávez delegó en Nicolás Maduro esa tarea de auditoría nacional. El caso es que Chávez, que aparece una vez por semana nada más y en la comodidad de su Palacio, sólo puede recurrir a la amenaza de una posible inspección delegada para tratar de controlar a su dirigencia política que está haciendo lo que le da la gana en ausencia del Jefe. Ese día Chávez confesó a su manera que no está a cargo como antes. Se trata señores del “chavismo sin Chávez”, algo que aterroriza a las bases revolucionarias y cuyo análisis tiene una gran pertinencia ahora en el escenario electoral de las regionales.
Si se toma en cuenta esta realidad, basada en hechos y no en rumores, al pueblo “chavista” le toca preguntarse: ¿Qué consecuencias tendría votar por los candidatos a gobernador impuestos desde Caracas? Ahora más que nunca se hace necesario contar con liderazgos regionales propios que tengan una relación directa con sus pueblos y que trabajen de verdad. No se trata de montar oficinas de Miraflores en cada estado, se trata de contar con gobernadores que sepan rendirle cuentas a la población y asuman con bríos sus competencias y responsabilidades. La pluralidad y el equilibrio son derechos democráticos de los pueblos y en este momento representan una garantía incluso para aquellos que apoyan a Chávez. Poner los huevos todos en una misma cesta puede ser muy peligroso. Se debe entender que una cosa es el Presidente y otra muy distinta son los Gobernadores, y en ambos casos se requiere de liderazgos verdaderos. Y por el lado de la población que adversa a Chávez, también se debe entender que más allá de los abusos y el ventajismo, este es el peor momento para tirar la toalla y que el mapa resultante de las elecciones regionales puede terminar definiendo el futuro del país, cada vez más incierto.
Cada vez son mejores las noticias para la Unidad, las mismas encuestas que nos decían lo que no queríamos oír en las presidenciales, ahora dan ganadores a varios de nuestros candidatos a gobernador, incluyendo a Capriles en Miranda. En el caso de Lara, tuvo que venir la directiva nacional del PSUV en pleno, encabezada por Diosdado Cabello, para tratar de reanimar la candidatura del compadre del Presidente, que no logra entusiasmar a nadie, ni a los que hace menos de dos meses votaron por Chávez. Por aquí han desfilado ya todos los ministros y seguiremos viendo nuevos refuerzos, como Mario Silva, para acompañar a un candidato impuesto y obligado que está cumpliendo una orden como buen soldado y mal político que es. Lo cierto es que luego del vaticinio de Jesse Chacón, los “chivos rojos” de Caracas agarraron el avión para venir inmediatamente a hacer control de daños y a evaluar in situ la campaña fallida que se lleva a cabo en Lara. Los detalles de la reunión son irrelevantes, lo cierto es que le ratificaron el apoyo a Luis Reyes Reyes, como si hubiera estado en duda o como si se hubiera evaluado otras opciones de última hora. Así estarán.
El hecho es que ante cualquier vacío que se genere a nivel nacional, los gobernadores serán determinantes para el porvenir. Los candidatos del PSUV representan una tragedia para las regiones, mucho más con un Chávez mermado, ausente y desconectado de la realidad del país. Si ya no puede controlar una fábrica de helados, imagínense depender de él a la hora de atender las problemáticas locales. Necesitamos gobernadores y alcaldes buenos y autónomos que le den la cara al soberano de forma directa. Ahora es cuando.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
@chatoguedez