Existen unas vertientes de mal informaciones que han hecho que la comunicación como facultad humana este dando tumbos por la superficialidad en que actúa disque el “ser pensante”, es decir, la irracionalidad mental ha captado el devenir sicológico del venezolano, por eso la agresividad reinante es algo tan complejo que resulta harto difícil poder reencontrarnos de nuevo es este hermoso país, por lo menos en el corto plazo.
De ahí, lo fundamental es empezar a trabajar en la búsqueda de posibles e hipotéticas soluciones que den al traste con la problemática de la incomunicación. Desde hace tiempo la información se confunde con la noticia debido al carácter opinativo, de los integrantes de los medios masivos, tanto comerciales, como públicos, alternativos y comunitarios.
Esto ha hecho que se sectorice de acuerdo al hecho político la comunicación mediática. Aquí radica en parte, la deformación de los mensajes que les llega al usuario en general.
Ahora se da la dualidad que se comunica pero no se sabe escuchar al interlocutor, en algunos casos se trata de imponer los mensajes a los demás cual Juan Charrasqueado o por la utilización de campañas mediáticas a través de los poderosos medios de difusión enviando datos sin recibir respuesta alguna. Por otro lado, están los que de antemano crean un gueto actitudinal con respeto a su receptor o sobre quien va ir dirigido el mensaje.
Esto implica la existencia de barreras comunicacionales que impiden la buena interrelación de los venezolanos, por lo tanto surgen las ofensas, las diatribas, los forcejeos, los descalificativos, además de la intolerancia que ha cerrado fila en este empastelamiento del día al día en Venezuela.
Qué difícil es mantener una conversación o simplemente un pequeño dialogo con un vecino sin caer en la estridencia verbal, ya que las ideologías izquierdistas y derechistas continúan agarrando incautos y otros adláteres que muchas veces hacen el papel de tontos útiles sin hacer un uso racional de las informaciones que reciben.
Por lo tanto, la comunicación ha sido víctima de nuestras incongruencias síquicas siendo seres sociales cada vez nos alejamos mas de esta premisa. Sin embargo, la buena disposición educativa, por parte del Estado puede revertir este derrotero, la educación es vital para el desarrollo de todo país, de toda sociedad, de todo grupo, a su vez de las individualidades.
Quien mejor conoce lo bueno y lo malo que les circunda, sino es la misma persona que integra la comunidad. El aspecto sicológico, requiere una catarsis y el sistema educativo es la más maravillosa vía y el más preciado tesoro, con el cual contamos los seres disque “Pensantes” para lograr ese anhelado objetivo, y hacer del hecho comunicacional, una facultad de unión cuasi umbilical de la sociedad.
