A propósito del XVI Concurso Internacional de Guitarra Alirio Díaz, EL IMPULSO se trasladó a la cálida tierra de Carora para conversar con los protagonistas de tan distinguido certamen. Entre estos, se encuentra Lorenzo Camejo, director artístico del citado evento, quien nos habló sobre la labor de la Fundación Alirio Díaz y su consecuente apoyo al concurso de guitarra más importante del país, además de su entrañable relación con el maestro de las cuerdas.
Camejo, oriundo de Maracaibo, partió joven a Caracas. Los conciertos que protagonizaban el maestro Alirio Díaz y el Trío Raúl Borges en el Teatro Bellas Artes de Maracaibo impulsaron su viaje a la capital, formándose en el Conservatorio Nacional de Música Juan José Landaeta.
“La década de los 70 fue una época de gran apogeo cultural en el Zulia, incluso, había una Sociedad Zuliana de Conciertos que organizaba todo de eventos. Sin embargo, es conocido por todos que en el interior siempre hay ciertas limitaciones… después de ver a esos concertistas tan extraordinarios decidí irme a Caracas”.
Camejo estudió guitarra con los maestros Antonio Ochoa, Antonio Lauro, Federico Ruiz, Violeta Lares, Rrhazes Hernández López, entre otros.
“A lo largo de la carrera tuve el privilegio de conocer al maestro Alirio Díaz. Ya me encontraba estudiando en Caracas cuando se produjo el Curso Internacional de Guitarra organizado por la Dirección de Cultura de la Universidad del Zulia, eso fue en mayo 78. Mi padre que era un artista de alma, me llamó enseguida para informarme que Díaz, impartiría el taller”.
El músico estuvo un mes en Maracaibo. A lo largo de ese lapso, Camejo compartió con guitarristas de la talla de Rafael Suárez, Gerardo Soto, entre otros. El grupo entabló una gran amistad con el maestro Alirio Díaz, quien decidió apadrinar a los ejecutantes.
Camejo recuerda esa experiencia como un momento sin igual, puesto que se trataba de su ídolo de la infancia.
“Cuando era niño, mi papá siempre colocaba sus discos… todos los guitarristas venezolanos y no venezolanos nos hemos inspirados en las interpretaciones del maestro Alirio. Mi papá ponía el disco y me preguntaba cuántas guitarras escuchaba y le respondía que un montón, resulta que sólo se trataba de una, la del maestro Alirio”.
A propósito del curso, recuerda Camejo, el maestro Alirio me dijo que atesoraba un gran talento y un futuro por delante a partir de la dedicación, la perseverancia y la constancia.
“Fue un encuentro breve, sin embargo, fue suficiente para que él lograra apreciar las destrezas de quienes hicimos el curso. Las recomendaciones del maestro giraban en torno a la interpretación, ya que una cosa es lo que está escrito y otra la interpretación, por ello decimos que la música es una referencia. Uno le da vida a esa música”.
En ese oficio, añadió, el maestro Alirio Díaz no tenía comparación.
“Todas esas partituras rayadas por él las tengo guardadas como un tesoro. Luego de formarme con Lauro, Ochoa y Díaz realicé mi primer recital en junio del 78 en el Teatro Simón Bolívar en Tamare, ciudad de la Costa Oriental… a partir de allí comencé mi carrera profesional. Lo demás es historia”.
Internacional
Posteriormente, Camejo viajó a Nueva York, donde realizó un curso internacional de guitarra con el maestro uruguayo Abel Carlevaro.
“Cuando el maestro Alirio supo que iba para allá, me entregó un disco de melodías de Vicente Emilio Sojo. Se llama Aguinaldos y Tonadas de Vicente Emilio Sojo, transcritos por el maestro Alirio Díaz. Llévale este obsequio a mi gran amigo, me dijo”.
Camejo se graduó en 1982. Ese año, nos contó, viajó a Europa a objeto de realizar cursos de guitarra con Manuel Barrueco en Francia y con José Luis González en España.
A propósito, el músico recordó una anécdota.
“Fui becado por la Universidad de Compostela. Allí se impartían los cursos universitarios de música. Esos cursos los estableció Andrés Segovia. El maestro Lauro cuando supo que iba a España me dijo que Segovia le había pedido a él una obra. Lauro le compuso la pieza Tríptico, homenaje a Andrés Segovia. El maestro Segovia me recibió en su casa, una vez más, serví de emisario de la música. Eso fue un privilegio”.
Ese año, dijo, también conocí a la grandiosa María Luisa Anido, guitarrista argentina, prácticamente una hermana del maestro Alirio Díaz. “Ella fue jurado del primer concurso internacional de guitarra celebrado en el 75”.
De niño vinculado al concurso
Si bien era un niño, un estudiante de guitarra, como señaló Camejo, estuvo de cierta manera, desde entonces vinculado al evento.
“Al relacionarme con todos esos maestros me enteré de que se estaba organizando el concurso Alirio Díaz, creado por un decreto del Instituto de Cultura de Bellas Artes en 1974, ejecutándose al año siguiente, debido a la transición de Instituto de Bellas Artes a Conac”.
Los 70 años del Trío Raúl Borges
Camejo explicó que en el 84, a morir el maestro Antonio Ochoa, continuó estudiando con el maestro Lauro. Posteriormente, dijo, surge el nuevo trío Raúl Borges.
“En el 75 el trío había desaparecido, ese año, dejó de dar conciertos. El trío, integrado por Lauro, Anzola y Ochoa desaparece y surge 10 años después por iniciativa de Lauro y un grupo de alumnos avanzados que tenía. Lauro nos reunió para hacer música de cámara y propusimos llamarlo Trío Antonio Lauro, él dijo no, seguirá siendo Trío Raúl Borges”.
Esta agrupación, agregó, fundada en el 42, está cumpliendo 70 años.
“Es por ello que la edición XVI del concurso es en homenaje a Raúl Borges, maestro de maestros. Todos los guitarristas, Antonio Lauro, Rodrigo Riera, Alirio Díaz, Pérez Díaz, Ochoa, todos ellos, fueron alumnos de Borges”.
Actualmente, aseguró, se están cumpliendo 80 años de la cátedra de guitara clásica fundada por Borges en 1932 y 130 años del nacimiento de Borges, quien nació en 1882.
Se conoció que el primer disco del trío lo bautizó Rodrigo Riera.
“Alirio Díaz no sólo fue un gran guitarrista, sino que quien lo impulsó a ser lo que es, fue nada menos que Antonio Lauro, la simbiosis perfecta de intérprete y compositor. Uno, implica al otro y viceversa”.
Director artístico
La maestra Teresa Hernández, directora titular de la Orquesta Sinfónica de Falcón es quien nombra a Camejo director artístico del concurso.
“Ella era la directora de artes auditivas del Conac en 2001. Hernández, rescata el concurso que se había dejado de hacer en el 98 para preservarlo en el tiempo y en consecuencia me llama para encargarme del concurso”.
Desde entonces, prosiguió, el concurso sigue siendo un evento creado por el estado venezolano, así como el concurso Teresa Carreño y el Carmen Teresa Hurtado, los cuales, desaparecieron.
“Ha sido titánico preservar el concurso. Es por ello que en 2006 contacté a la familia del maestro para que fuese partícipe del certamen. No obstante, la Fundación Alirio Díaz ha estado trabajando desde el año 2000. El concurso se realizaba siempre en Caracas. A partir del año 2000, a petición de Alirio Díaz, el concurso se realiza en su tierra”.
En 2001 entró Camejo para preparar la edición de 2002. En 2006 integra a la familia del maestro, la cual crea una asociación civil para preservar el evento jurídicamente.
“Este es uno de los concursos más importante del mundo, uno de los más antiguos, que ha prevalecido en el tiempo. Aunque el concurso es bienal, queremos consolidar el evento para darle sgnificativa consistencia, el maestro merece cada dos años la edición que se merece”.
Foto: Elías Rodríguez y Cortesía Prensa evento