#Opinión: Olvidamos las lecciones aprendidas Por: José Fabio Oronoz

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Los venezolanos somos de memoria frágil y muy rápidamente pasamos la página y volvemos a caer en el mismo lugar. Ciertamente, olvidamos las lecciones aprendidas.
Hago esta advertencia en virtud de lo acontecido en las pasadas elecciones presidenciales (7-O) en donde el candidato Hugo Chávez  obtuvo su reelección. Y lo consiguió, después de una lucha electoral cargada de ventajas a su favor. ¿Cuándo en la vida un dictador en el poder perdió en las urnas? Nunca. Chávez optó por ganar con un margen lógico, es decir, no del 99% a la usanza de un Fidel Castro o dictadores árabes sino por un `humilde´ 8 a 10%. En Venezuela no hubo debates entre los candidatos porque Chávez no lo permitió; sus únicos argumentos contra Capriles fueron el insulto más grosero, vetó la presencia de observadores internacionales, no registró un reporte oficial de los tarjetones; dicen que las mesas de votación ya venían arregladas de antemano, que los miembros del Consejo Nacional Electoral,CNE,son compadres y amigos de Chávez; que los observadores nacionales fueron designados por él mismo.
El sistema de votación también. La hora de cerrar las elecciones fue escogida por Chávez; el conteo final corrió por cuenta del chavista CNE, etc…Chávez juez y parte de las elecciones. Un imposible en cualquier arbitraje. ¿Se jugó limpio? No.Indignación, impotencia, amargura y rabia. Eso es lo que produce en el ambiente la descabellada decisión emitida por el chavista CNE,a última hora, en relación al caso de las Migraciones electorales. Ya mucho se ha dicho acerca de las argucias de quienes manejan  el CNE venezolano. Menudo escándalo  para el oficialismo que está acostumbrado a ciertas ayudas, y con el descaro más vulgar, permiten , una vez cerrado el registro electoral, que candidatos afectos al Gobierno cambien su lugar de residencia solo para acoplarse a los dictámenes del máximo líder el “Comandante Presidente”.
No solo por lo descarada de la acción sino también por lo absurdo que a todas luces se ven esos personajes pretendiendo ser los representantes de estados donde jamás han vivido y de los que ningún vecino puede decir, o dar fe de estar conviviendo en esas localidades. Es así, manipulando  a través de minúsculos resquicios traídos de los pelos, como perpetraron una primera  bofetada a los más creyentes y confiados, haciéndose de nuevas direcciones para poder votar en la región donde fueron impuestos. ¡Qué descaro! ¿Cómo pretenden convencer? ¡Ah claro!, usando los mismos mecanismos que tanto le han dado resultado. Comprando conciencias, jugando con la necesidad de los menos favorecidos y utilizando los recursos de todos los venezolanos, abocados a sus causas egoístas y malvadas.
Estas migraciones extemporáneas son una expresión más de los abusos del poder del gobierno boliburgués en Venezuela. Se vanaglorian del ventajismo que exhiben groseramente. En este mundo de las comunicaciones sofisticadas no se puede abusar exageradamente de la confianza de la gente, porque simple y llanamente se pierde la seriedad y la credibilidad. ¿Quién confía en el CNE? Que este vergonzoso capítulo sirva para que los ciudadanos tomen conciencia de a quiénes eligen, en quiénes están depositando su confianza ciudadana y sobre todo si estas personas merecen seguir allí con el voto de todos.
Los venezolanos estamos obligados a revisar nuestra llamada Democracia, pues nada gana un país cuando se maneja por unos estamentos corrompidos en los que priman los intereses personalísimos de sus componentes, dejando de lado el verdadero beneficio social. El Poder Ejecutivo está permeado también por quienes llegan a él con el solo propósito de enriquecerse de manera rápida, para lo cual acuden a todo tipo de trampas, trucos, argucias y artimañas, en especial aquellas que se relacionan con el tema de las contrataciones estadales, fuente inagotable del enriquecimiento ilícito y del cual se benefician desde quien adjudica, hasta quienes lo deben vigilar, cancelar y finiquitar. Por eso estamos como estamos. ¿A quiénes estamos eligiendo? Si no jugamos limpio, las decisiones se tornan inaceptables.

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