Entre notas porteñas y surrealistas en Festival de Cortometrajes de Barquisimeto

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La fiesta cinematográfica que desde el pasado lunes se ha hecho sentir en la ciudad continuó la noche del jueves con un emotivo recital que protagonizó la Orquesta de Cámara de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) bajo la dirección del destacado maestro Antonio Giménez Freitez, quien dirigió las obras Estaciones Porteñas de Astor Piazzolla y la banda sonora de la inolvidable película francesa Un perro andaluz.

El extraordinario banquete musical inició pasadas las 7:30 de la noche, tras las palabras de bienvenida por parte de Francisco “Pancho” Pérez y Pablo Arape, presentadores de la gala musical prevista por la Fundación Festival de Cortometrajes de Barquisimeto, Dirección de Cultura de la UCLA e Iribarren Films, entidades que sumaron esfuerzos para la consecución de la grata velada en homenaje a los directores invitados.

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“Si bien, a lo largo de ocho ediciones el Festival de Cortometrajes es reconocido a escala nacional e internacional, es preciso trabajar para consolidarlo aun más”, refirió Pérez, quien también habló sobre la trayectoria de la orquesta y la formación del maestro Giménez Freitez.

Mientras tanto, Arape hizo mención a los movimientos artísticos que a principios del siglo XX marcaron la pauta, en consecuencia, concibiendo una impronta que, hoy por hoy, sigue vigente.
“El cine no escapó a esos cambios y transformaciones, a ese legado tan valioso. Luis Buñuel y Salvador Dalí con la película surrealista Un perro andaluz, descubrieron esos importantes movimientos y tendencias que marcaron un hito en la historia del nuevo siglo”, añadió el también organizador del encuentro.

Estaciones porteñas
Sin más preámbulo, los músicos arribaron al escenario para encontrarse con el aplauso del público.
Mientras que el maestro Giménez alzaba su batuta para guiar a los ejecutantes, el solista Daniel Carrillo se hizo con el violín para tocar dos de los cuatro movimientos de la obra Estaciones Porteñas de Astor Piazzolla.

La pieza se escurrió sublime y con ímpetu, acariciando los sentidos de los espectadores.
Si bien, se trata de un conjunto de cuatro composiciones de tango de Astor Piazzolla, la Orquesta de Cámara de la UCLA ejecutó dos de las estaciones. Es de mencionar que dichas estructuras fueron originalmente concebidas y tratadas como composiciones diferentes en lugar de una suit.
“Al dar el porteño adjetivo, se refiere a los nacidos en Buenos Aires, la capital argentina, Piazzolla da una idea de las cuatro estaciones del año en Buenos Aires”.

Notas surrealistas
Tras los aplausos, la velada continuó con la presentación del plato fuerte de la noche.
El público, preparado para lo que venía a continuación, se entregó no sólo a la magistral ejecución de la banda sonora de la película Un perro andaluz, sino también a las inmortales imágenes que rodaban al fondo del escenario.

La orquesta se apoyó en el audio que reproducía la inquietante percusión. Violines, contrabajos y cellos se sumaron a ese palpitante ritmo guiado por el maestro Antonio Giménez Freitez y acompasado por los instrumetistas.

A lo largo de veinte minutos los concurrentes se estremecieron con las imagenes que parecen no escapar, a pesar de los años, de las mentes de los cinéfilos que cayeron rendidos ante la obra maestra de Buñeul y Dalí. Se trató de una maravillosa experiencia, recreda por el músico larense y la Orquesta de Cámara de la UCLA.

De interés
Un perro andaluz, (en francés Un chien andalou) es un cortometraje de diecisiete minutos, mudo (no fue hasta la versión de 1960 que se incorporaron los motivos de Tristán e Isolda de Richard Wagner y un tango), escrito, producido, dirigido e interpretado por Luis Buñuel en 1929 con la colaboración en el guión de Salvador Dalí, gracias a un presupuesto de 25.000 pesetas que aportó la madre de Luis Buñuel.
El corto fue estrenado el 6 de junio de 1929 en el cine Studio des Ursulines de París (Francia). Posteriormente, se exhibió durante nueve meses ininterrumpidamente en el Studio 28 de la misma ciudad. El rodaje duró quince días. Un perro andaluz nació de la confluencia de dos sueños. Dalí contó que soñó con hormigas que pululaban en sus manos y Buñuel a su vez cómo una navaja seccionaba el ojo de alguien.

Fotos: Edickson Durán

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