Un par de horas antes de su primer concierto en la ciudad musical de Venezuela, El Cigala se tomó unos minutos para conversar con EL IMPULSO, sobre algunos proyectos y las mieles de su carrera.
Las primeras palabras de la noche hicieron referencia inmediata a su hijo menor, Rafael. “Es la luz de mis ojos, mi inspiración, es mi cantante”, dijo sobre su primogénito de siete años, con quien habla a diario desde cualquier lugar del mundo, valiéndose de las videollamadas que permiten los teléfonos de última generación.
“Ya afina, tiene ritmo. Cuando está jugando con el balón o la bici y me escucha en el estudio de grabación, deja todo. Hasta las letras de Cigala & Tango me las corregía”, contó.
-Hablando de Cigala & Tango, ¿Qué lo llevó a grabar en este género?
-La primera vez que fui a Buenos Aires con Chucho Valdés, me regalaron la antología de Carlos Gardel y Julio Sosa, ahí quedé prendado. Una noche en México, mi chamán, la recordada Chavela Vargas me dijo: Diego, tú tienes que cantar esto, refiriéndose al tema Soledad. Quedé enamorado, porque el tango es música de alma y corazón, sonidos negros sin trampa ni cartón, nocturnos, de amor y desamor, pena y alegría, fatiga y desengaño.
-¿Acaso el tango tiene similitud con sus raíces españolas?
-Totalmente. Es una música tan profunda que hasta es nocturna, como el flamenco. Yo no lo sabía y se trataba de dos géneros que sin cruzar el charco estaban tan unidos.
-¿Sintió miedo al entrar al Gran Rex de Buenos Aires para grabar Cigala & Tango frente a 3.500 personas?
– ¡Claro! El día que pierda los miedos, ese día habrá desaparecido El Cigala (…) Yo para nada iba a cantar como Gardel, por ejemplo, porque ya esos genios estaban ahí. Lo que he hecho con el tango es respetarlo, mimarlo con todas sus melodías y poner nada más ese ápice de flamenco.
-Con la música, ¿de qué otros países le gustaría experimentar?
-Me gustan mucho los boleros de Javier Solis, de México. También los ritmos peruanos, acabo de estar por Perú y Eva Ayllón me regaló un cajón, canté con ella en Lima y ha sido un placer enorme (…) En Venezuela me gusta mucho Caballo viejo, han grabado muchas versiones, yo haré la mía.
-También planea grabar un disco en homenaje a Héctor Lavoe…
-Sí. A él y a los grandes como Tito Rodríguez, Benny Moré. Cuando escuché a Héctor y leí su biografía quedé impresionado.
-Eso dice mucho de lo latinoamericano que se siente, pese a su sangre andaluza, ¿cómo es su relación con estos países y con Venezuela?
-Al público de Venezuela lo amo de corazón, porque cuando salí de España, México y este país, fueron (los venezolanos) los primeros en abrirme las puertas, incluso antes del éxito de Lágrimas negras. Y lo bueno del público venezolano es que cuando le gustas, no te olvidan jamás.
-¿Qué escenario le falta por conquistar a Diego El Cigala?
-Ahora venimos de Estados Unidos, vamos conquistando ese mercado. En Europa aún no se me ha escuchado en la medida que se debe (…) Tengo además un gran sueño que me gustaría cumplir: cantar en el Coliseo de Roma, eso sólo lo ha hecho Pavarotti.
-Ha conocido el mundo gracias a la música, ¿a qué lugar le gustaría regresar?
-A Tokio, también a México que es uno de los países en los que me siento como en casa.
Foto Enmanuel Sorge
