Cuando falta el empleo, no tardan en aparecer las preocupaciones por costear los gastos propios del hogar y hay angustias ante las necesidades particulares y la de seres queridos, ante la ausencia de ingresos económicos.
En el municipio Crespo, las familias de escasos recursos viven de la providencia divina, al menos, la mayoría que habita en los sectores populares.
Sólo en la economía informal o haciendo trabajos manuales, de manera eventual, es como logran llevar el pan a los hogares. El desempleo afecta en gran medida a la Perla del Norte y, lo peor del caso, es la poca disposición de las autoridades de generar fuentes de ingresos seguros para los ciudadanos, en especial, empleos dirigidos a las nuevas generaciones y grupos familiares.
Mientras, los afortunados en contar con un trabajo, no lo desempeñan en su localidad. Se trasladan a Barquisimeto, desde las 4.00 de la mañana, para llegar a tiempo a la jornada laboral.
Asdrúbal Álvarez, luchador social del municipio, declaró que “en todos los gobiernos” han presentado el proyecto de una Zona Industrial para la mayor estabilidad de los duaqueños, sin embargo, ninguno de los alcaldes y/o gobernadores han respondido.
En el sector El Carrizal, expuso el dirigente municipal, existen los servicios públicos donde bien pudiera ponerse a andar el planteamiento que surge de los mismos ciudadanos.
Desde una procesadora de aguacate, por ser tierra fértil junto al estado Yaracuy, en este importante rubro, un matadero, empresa de embutidos, entre otras empresas, servirían de mucho para reimpulsar la economía en la vecina jurisdicción.
“En Duaca no hay empleo; si las personas cometen el error de decir que viven en Duaca, tampoco quieren darles trabajo en Barquisimeto porque saben de las trancas y congestionamiento vehicular hacia el norte.
Estamos atados de pies y manos. Las autoridades deberían considerar la idea de construir una zona industrial en nuestro municipio, ganaríamos estabilidad y reconocimiento por los talentos de los duaqueños”.
Todavía utilizan “letrinas”
No obstante, existen otras dificultades que igual desmejoran la calidad de vida de las personas residenciadas en el municipio Crespo, entre los más cercanos a la ciudad de Barquisimeto.
Un caso tangible, es la falta de atención de los planteles educativos del pueblo y de los caseríos aledaños. No cuentan con las condiciones apropiadas para una enseñanza de alta categoría, ajustada a los buenos conocimientos impartidos por los profesionales de la docencia.
Enseñan normas de higiene, pero en las propias instalaciones reina la insalubridad, para la desgracia de los estudiantes y del personal en general. En buena parte de las escuelas o NER (Núcleos de Educación Rural) utilizan “letrinas” como única opción de sanitario. Hace unos meses, en el núcleo educativo de Licua, un sector cercano a El Eneal, colapsaron los tres pozos sépticos, generando una terrible contaminación en el entorno.
En el liceo de El Eneal, Padre Díaz, Hermana Giménez, entre otras casas de estudios, las situaciones desagradables son las mismas: pozos sépticos, pupitres dañados, hacinamiento, falta de comedor, entre otras carencias de interés estudiantil y de los maestros. Asdrúbal Álvarez, continuó explicando que las comunidades rurales, apartadas de la civilización no deben quedarse aisladas de los beneficios.
Mencionó el caso de los niños que pertenecen a caseríos como El Guayabo, Guayabito, Quebrada de Oro, entre otros, estudiantes del grupo escolar Juan Manuel Álamo, “esos niños tienen que caminar diez kilómetros para llegar hasta sus casas, domicilios además de bahareque o hechos de zinc, pasando necesidades por la falta de transporte.
Es una carretera sola y peligrosa para pequeños entre siete y doce años de edad”. Sin olvidar, las incomodidades que sufren cuando crece la quebrada El Mamey y no tienen forma de cruzar al otro lado.
Fotos: Edickson Durán, Elías Rodríguez, Jairo Nieto y Luis Salazar