Capitalismo Lunar
Una de las prédicas de la actual gestión gubernamental, cuyo horizonte apunta hacia los 20 años a cumplirse en 2019, se sustenta en el pretendido carácter participativo y protagónico de esta democracia, aunque a estas alturas del partido esos adjetivos suelten un olor más a imposición que a cualquier otra cosa.
Más allá de lo ritual-electoral, la praxis participativa “revolucionaria” ha consistido, básicamente, en desmontar todas y cada una de las instituciones del Estado, colonizar, destruir o derrumbar aquellas prácticas, relaciones o entidades que albergan algún gramo de carácter “privado”, “autónomo” o “particular”, y remplazarlas por cascarones llenos de burócratas ideológicamente obnubilados hasta la tapa de los sesos y pomposamente ineficientes, para alimentar cada día el resentimiento como paradigma de convivencia “socialista”.
Si el “Hombre Nuevo” revolucionario, se parece más en su preclara mente cautivada por una promesa de mejoría infinita e incumplida a un “Pran” carcelario, símbolo de esta nueva etapa de la cadena evolutiva de nuestra socialización nacional, en la cual el delito esta institucionalizado y tiene su estructura, tarifas y códigos de conducta paralelos a los existentes, la “Mujer Nueva” , sin duda alguna tiene como voluptuosa figura arquetipal, heroína televisiva de comedias picantes venida a menos, defendida de tanta infamia mediática burguesay protegida camarada del “proceso”, a la “popular” “Rosita”. Si no lloras…¿A que te ríes?
Así, toda esa copiosa y abundante materia herbácea, asume tan diversas como huecas categorías: comunismo, socialismo, colectivismo, Estado Comunal, Consejos Educativos, piezas del museo político del fracaso histórico y la estupidez hecha terquedad, que se concretan, materializan y adquieren forma en una cotidianidad nacional resumida en una palabra: CAOS.
Un caos, alentado por esa mezcla explosiva de arrebatos normativos, crasa ineficiencia, corrupción enquistada, tolerada y extendida, e indolencia consciente sobre el destino del país. El fulano argumento de que esto “era así en los 40 años”, o “este problema es una herencia de la Cuarta República”, dicho por quienes administran el Estado luego de casi tres lustros, luce ya como la constatación del descaro, la confesión de un fracaso estructural y una voluntad nula para lograr una mejor calidad de vida para la gente. Calidad de la muerte, más bien, es la que se ha perfeccionado e industrializado en estos años de “revolución”
Y ese caos, es también un aire, una atmosfera, una circunstancia gaseosa que nos roza la piel se nos mete en los pulmones, en las casas, oficinas, empresas, pero sobre todo, en esencia, en la calle, o en esa dimensión que llamamos “la esfera de lo público”.
Haga este breve ejercicio. Responda Ud. estas preguntas: ¿Cuántas veces ha cedido el paso manejando su carro, esta semana? ¿Cuántas rememoraciones maternas han salido de su garganta, esta semana, en hora pico y atascado(a) en una cola? ¿Cuántos “papelitos” ha lanzado a la calle, en carro o a pie, en descarada conciencia o vana creencia de que nadie lo está viendo? ¿Cuántas veces ha saludado o respondido con un “Buenos Días” o “Gracias”? ¿Cuántas veces ha ayudado a algún vecino, compañero o amigo, sin esperar nada a cambio? ¿Cuántas veces le cedió la silla a una anciana(o), o embarazada, en el Banco o en una sala de espera? ¿Cuántos semáforos se ha comido? ¿Cuántas veces compró cosas, artículos, bienes, que no necesita ni va a usar? ¿Cuántas veces le subió el volumen de su equipo de sonido, sin respetar el derecho de sus vecinos a descansar un Domingo a las 7 de la mañana? No se apresure, piense las respuestas y trate de no engañarse a si mismo(a).
Los valores son ideas fundamentales, nociones que guían nuestra conducta, cosas en las que creemos, y que alimentan desde nuestra fibra más íntima, nuestra conciencia ética.Los valores no se compran por kilos en el abasto, o se ingieren de algún brebaje mágico. Son paradigmas éticos, culturales y sociales cuya configuración se da en el seno de la familia, y en le edad más temprana. No contribuya Ud. con su actitud y acción a que tantos y tan necesarios valores, ropajes de ciudadanía, refugios de cultura, respeto y humanidad, se conviertan inexorablemente, en esta cacería de la sensatez, en este safari caótico de locura y fanatismo, en una especie en extinción.
@alexeiguerra
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