Dictamen
Uno de los grandes errores que hemos cometido desde la oposición venezolana es asumir todas las coyunturas como un “todo o nada” sin entender que los cambios políticos son procesos que triunfan en la medida que tengan una continuidad y se capitalicen los avances asumiendo siempre los nuevos retos con igual o mayor entereza. Esta actitud casi infantil y caprichosa, ha hecho que tengamos que comenzar desde el principio a cada rato, como sucedió luego del episodio del retiro de las candidaturas al parlamento nacional, a partir del cual tuvimos que arrancar de cero hasta alcanzar en seis años un honroso 45% contra Chávez, así como varias victorias importantísimas como la de la reforma, las recientes parlamentarias y las regionales pasadas donde conquistamos las más grandes y estratégicas gobernaciones. Sería mezquino negar el avance de la oposición y éxito de la estrategia electoral. ¿Vamos a renunciar voluntariamente al voto directo y universal, que es lo único que nos diferencia de Cuba? ¿Es que acaso alguien prefiere depender de los militares o los poderes públicos actuales, antes que seguir trabajando con el objetivo de consolidar una mayoría electoral capaz de imponerse a pesar de los abusos?
No se trata de ver el vaso medio lleno o medio vacío, lo importante aquí es entender que nuestro vaso se sigue llenando cada vez más. No es el momento de derramar el agua recolectada y quedarnos sin nada. Lo que vivimos en Venezuela es un cambio de época como el que impulsó Betancourt a mediados del siglo pasado y como el que materializó también Chávez cuarenta años después. En ambos casos se trató de un proceso complejo, de años, con altos y bajos. ¿Por qué vamos a pensar que esta vez tiene que ser rápido y fácil? Las luchas políticas y los cambios históricos no tienen plazos y depende solo de una cosa, la constancia. Hay que entender que las regionales son un escenario distinto a la elección presidencial y que tenemos la posibilidad cierta de ratificar los espacios conquistados y de alcanzar otros más. Hace cuatro años, luego de una elección presidencial en la que Chávez obtuvo casi un 70%, la oposición luego ganó las gobernaciones de Miranda, Carabobo, Zulia, Táchira y Nueva Esparta. Ahora con una votación de Chávez mermada en 55% y con las divisiones que han ocurrido en Lara y Monagas, las perspectivas son mucho mejores. El Gobierno lo sabe, por eso recurre a su única tabla de salvación que no es otra que la abstención. La diferencia entre el 7 de octubre y el 16 de diciembre no está en la actitud del CNE o de la maquinaria del Gobierno, ambas cosas serán idénticas; la verdadera diferencia y la razón por la que ahora debemos esperar mejores resultados es que esta vez tenemos nosotros más votos, ya que no todos los que votan por Chávez votan por los candidatos a gobernadores impuestos. No es mentira por ejemplo que muchos de los que votaron por Chávez en octubre lo harán ahora por Henri Falcón, y lo mismo pasa en el resto del país. Esa conducta electoral ya fue demostrada en las regionales pasadas, y ahora será aún peor para ellos. Así que lo que nos queda es votar.
No podemos subestimar el valor de las gobernaciones, estamos obligados a mantener los espacios y a seguir conquistando nuevos territorios para equilibrar el poder y mantenernos en pie de lucha con la fuerza necesaria. Quién esté preocupado por el Estado Comunal, la propiedad privada y la educación de sus hijos, no puede hacer otra cosa que votar este 16 de diciembre. Además, los problemas del lado del PSUV no son pocos y el ausentismo de Chávez ya es evidente. En Venezuela puede pasar cualquier cosa y hay que estar preparados. En ese sentido, las gobernaciones serán piezas claves para las luchas por venir. No es casualidad que los oficialistas hayan apelado a la carta constituyente, aquí nada es definitivo y la política está más viva que nunca.
La dirigencia opositora sigue unida en torno a la MUD, exhibiendo un liderazgo cada vez más renovado y presentando candidaturas legitimadas en primarias o en acuerdos plurales y amplios. Es cuestión de tiempo. Sigamos haciendo lo que está en nuestras manos hacer: Votar.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
@chatoguedez