#Opinión: ¿Proceso o Asamblea Constituyente? Por: Joel Rodríguez Ramos

Al leer y oír las noticiasde estos días, vemos,  sorpresivamente, que desde las filas del oficialismose promueve la idea de un denominado “proceso constituyente”. La idea me preocupa porque no sé exactamente a qué se refiere.Y no lo sé porque nadie lo ha explicado. No se sabe si es una nueva Asamblea Nacional Constituyente al estilo de las que hemos tenido varias veces en Venezueladurantenuestra historia constitucional o si se trata de ir creando las condiciones para lograr la realización de cambios estructurales en la vida económica, social y política del país, sin reformar la Constitución Nacional vigente desde 1999, es decir, violándola, o dejar esa reforma para el final de ese denominado “proceso constituyente”. Sería necesaria una explicación detallada de la idea del “proceso constituyente”.No sé tampoco si la idea está dirigida sólo a los partidarios del oficialismo o si está dirigida a todos los venezolanos. Debería estar dirigida a todos los venezolanos.
Sea como sea, el asunto me preocupa también porque en la Constitución Nacional de 1999 (aprobadadurante el actual régimen sin mucho consenso alrededor de ella, y originalmente con dudosa legitimidad,si nos atenemos a la participación electoral tanto en el referendo que la convocó como en  el referendo que la aprobó)nada se dice de lo que es un “proceso constituyente”. Sí aparece, por supuesto, la Asamblea Constituyente como mecanismo de reforma constitucional, es más, es un mecanismo previsto en la Carta Magna con el objeto de transformar el Estado. Las noticias que hemos visto nos dan cuenta de unas asambleas, supuestamente populares, pero a las cuales sólo son convocados  militantes o simpatizantes del partido de gobierno, con absoluta exclusión de quienes no piensen como ellos, lo cual desvirtúa en forma absoluta la naturaleza de una Asamblea Constituyente,que siempre debe ser un instrumento para losgrandes consensos  de una sociedad libre y plural.  En esas asambleas convocadas y realizadas sorpresivamente y muy publicitadas por los medios públicos, parece que se han “discutido” solamente propuestas hechas por el Presidente de la República, dentro del marco de la conformación de lo que el oficialismo denomina el poder popular, todo el tema de las comunas por ejemplo. Todo ello “discutido” entre asambleístas que siempre están de acuerdo con lo previamente preparado por el Presidente de la República y/o sus ayudantes. Eso no es ni democrático ni participativo.
En 1999 escribí un artículo donde manifestaba que no era necesaria una Asamblea Constituyente para resolver los graves problemas nacionales. Pensaba que una nueva constitución era un espejismo. Y me parece, después de 13 años, que así ha sido. La nueva Constitución levantó grandes ilusiones y esperanzas, pero los problemas no solo no se han resuelto, sino que se han agravado. Lo que hacía falta entonces y continúa haciendo falta hoy, es la voluntad política para resolver esos problemas, hace falta acuerdos, consensos entre todos los venezolanos para abordar y apoyar la solución de los problemas que nos agobian y cuya enumeración ya resulta superflua. Si ahora se quiere ir a un proceso constituyente  excluyendo a la mitad del país, estamos poniéndonos al borde de un abismo que nos puede llevar por caminos de violencia y desintegración nacional. Así de grave. El texto constitucional vigente, como dije antes, tuvo poca legitimidad al comienzo, pero después de 2007, con el rechazo de la reforma constitucional, propuesta también por el oficialismo, adquirió una legitimidad que debe preservarse y defenderse. La vigente Constitución Nacional refleja hoy el sentir de todos los venezolanos. Alrededor de ella se ha formado un consenso no buscado pero logrado, quizá por ello ya le estorba al gobierno. Cualquier cosa que esté al margen de ella, debe ser rechazada por los venezolanos de verdaderas convicciones democráticas.