El ejercicio físico es muy beneficioso para nuestro organismo. Esto no lo discute nadie, como nadie discute que una actividad física prolongada es agotadora para nuestro cuerpo. Y es que el esfuerzo que requiere el ejercicio necesita quemar muchos nutrientes para poder materializarse.
Es muy importante la alimentación al igual que la forma física a la hora de desarrollar cualquier tipo de ejercicio, y es que no solamente necesitamos una carga previa de nutrientes y energía para poder afrontar una dura sesión de entrenamiento, sino que el después es igual de importante, pues tenemos que recuperarnos del esfuerzo realizado.
Mientras llevamos a cabo un ejercicio nuestro cuerpo suda y quema grasa e hidratos de carbono para producir la energía suficiente para poder llevar a cabo esa actividad. Esto hace que perdamos demasiados nutrientes y que desequilibremos los niveles que tiene nuestro cuerpo. De aquí que sea muy importante recuperar esos niveles una vez hayamos terminado la actividad.
Tenemos que evitar un desequilibrio pues puede traer consecuencias como una mala recuperación muscular, un mal crecimiento de los tejidos, cansancio… Para afrontar este sobreesfuerzo lo principal es ponerse manos a la obra para recuperar todo lo perdido.
Si el ejercicio ha sido intenso es probable que hayamos perdido peso, es por esto que si sabíamos lo que pesábamos antes de llevar a cabo el ejercicio y ahora nos volvemos a pesar y vemos que hemos adelgazado, bebamos un litro de agua por cada kilo de peso perdido. Es aconsejable seguir bebiendo agua todo el día para la correcta eliminación de los compuestos nitrogenados de la degradación muscular, pues es necesaria una depuración del organismo.
Es necesario tomar alimentos ricos en hidratos de carbono y proteínas con un bajo aporte de grasa a lo largo de las dos horas inmediatas al esfuerzo. En este periodo el cuerpo está más receptivo y asimilará mejor los nutrientes. Con lo que se producirá una reconstrucción muscular que durará hasta 48 horas.