En la parroquia Castañeda, del municipio Torres, está la población de Atarigua, humilde por su gente y también ante las condiciones que los rodean. Se trata de un lugar muy nombrado en la carretera Lara-Zulia, pero olvidado por las autoridades.
Los habitantes se sienten menospreciados por habitar en una zona rural. ¿Acaso es un castigo vivir en los campos? Nosotros merecemos disfrutar de buenas atenciones, dijo el dirigente vecinal Luis Primera, de los fundadores del pueblo.
Los servicios públicos, por desdicha, no son los mejores. El 80 % del alumbrado público, añadió Primera, está en deterioro. Las bases de los postes de electricidad están oxidadas: se sostienen por los cables de alta tensión. “A los trabajadores de Corpoelec les da miedo arrimar la escalera al poste”, comentó preocupado.
Sin embargo, la falta de iluminación en las noches es apenas una parte de las grandes necesidades que padecen los ciudadanos. En el ambulatorio, no hay capacidad para atender a todos los pacientes, ni siquiera cuentan con los insumos necesarios. Las medicinas corren por cuenta de los enfermos.
Es un pesar constante, el que invade a los residenciados en esta emblemática comunidad ubicada en la vía hacia Carora, a unos 45 minutos de Barquisimeto. El alcalde de Torres, Edgar Carrasco, apenas es visto por fotos en las vallas de propaganda política. Los lugareños solicitan su presencia.
Bolívar en un segundo plano
Entre las preocupaciones que más comentan los habitantes de Atarigua, es la plaza Bolívar, actualmente abandonada y repleta de deficiencias que sólo la autoridad local está en capacidad de solventar. Si bien algunos de los vecinos, por inciativa propia, limpian eventualmente la plazoleta, es necesario asegurar el mantenimiento permanente del espacio público.
Al parecer, la persona encargada de limpiar la plaza fue despedida por el gobierno municipal ante el déficit presupuestario. Lo cierto del caso es que las instalaciones se ven cada vez más afectadas y donde hubo un espacio consagrado al compartir ciudadano ahora hay vandalismo.
Asimismo, solicitan mejoras en el servicio de agua que escasea a lo largo de caseríos colindantes con la carretera Lara-Zulia. Con ayuda de cisternas, medianamente, salen adelante con los quehaceres del hogar sólo que lo ideal es contar con suficiente líquido de los grifos. “Nos surten de agua salada”, contó Marisela Pineda.
Los vecinos piden calidad en los servicios públicos porque de esa misma manera se proyectará una mejor vida en comunidad. Lamentan que apenas en campañas electorales visiten a la población cuando a lo largo de los años vienen padeciendo miserias.
La vialidad en su peor momento
Por otro lado, Germán Giménez, habitante, lamentó el estado deplorable de las vías de acceso al pueblo de Atarigua y de las comunidades vecinas. Contó que desde hace varias décadas no ocurre una rehabilitación vial, pese a las constantes quejas de los residentes, de los transeúntes y conductores. Es como si el asfalto no tuviera más remedio que resignarse a los huecos: no existen operativos para cambiar los cráteres por vías dignas. Entre los pesares que más agobia a los lugareños, está precisamente la ausencia de atención vial.
Fotos: Elías Rodríguez