#Opinión: Consejos Educativos Por: Leopoldo Puchi

Frente a la creación de los Consejo Educativos y el anuncio de impulso de las comunas, la oposición se encuentra de nuevo ante una encrucijada, como antes lo estuvo frente a la aprobación de la actual Constitución, el desarrollo de las misiones, la nacionalización de la electricidad, Cantv y Pdvsa, el ingreso al Mercosur y la organización de los Consejos Comunales. ¿Qué hacer? ¿Cuál debe ser la actitud frente a estas decisiones?
Se supone que es un error tropezar dos veces con la misma piedra. Es así cómo la oposición corrigió su primera reacción de ataque inclemente a las misiones o a los consejos comunales, y anunció, durante la campaña, que era partidaria de esos programas sociales, que los mejoraría y ampliaría. La misma actitud de rectificación ha venido asumiendo, aunque con timidez, en relación al Mercosur o la Cantv o Pdvsa. Ya no se niega la importancia de la integración, ni se propone la privatización de las empresas del Estado.
La tentación es grande, de volver a tropezar con la misma piedra. La oposición puede asumir una actitud reaccionaria, de crítica generalizada a las comunas, como hizo al principio con las misiones, o adoptar una actitud de oposición constructiva, es decir, de respaldo de todo lo positivo que contienen las propuestas de consejos educativos y comunas, y de crítica a los aspectos que puedan ser perjudiciales o que estén mal concebidos. Y, sobre todo, de vigilancia en su implementación.
Es comprensible que las organizaciones, bien sea empresariales, ONG o partidos ultraconservadores se opongan a todo lo que signifique participación popular. Después de todo, esa es su filosofía política. Pero los partidos de la MUD, que dicen tener una visión distinta, no tienen por qué oponerse a que los vecinos participen en la vida de las escuelas donde estudian sus hijos, ni tienen por qué negarse a que los centros educativos se vinculen a sus comunidades.
Bastaría con que los partidos de oposición revisen sus propias doctrinas, socialdemócratas o socialcristianas, para que encuentren los fundamentos de la cooperación y la vida asociativa. Son principios que abren un camino de empoderamiento y justicia social; un modelo distinto a  los experimentos fallidos del estatismo. Que una ley o una disposición ministerial puedan ser utilizadas indebidamente por un gobierno no es razón para oponerse a la existencia o creación de leyes. En todo caso se trataría de luchar por su debido cumplimiento.
Las comunas y los consejos educativos, en tanto políticas de participación ciudadana, necesitan de una oposición capaz de realizar críticas para despejarlas del barroquismo procedimental que caracteriza las leyes que las enmarcan. También se requiere de fuerzas políticas que promuevan la presencia ciudadana para enfrentar el burocratismo y la corrupción que minan siempre las bases de estas iniciativas y las desprestigian. Para que las comunas no sean simples correas de transmisión y una modalidad de estatismo regido desde arriba, es indispensable la pluralidad de las fuerzas que en ellas hagan vida. Lo malo no son las comunas sino que éstas no tengan autonomía frente al poder del Estado.
Al rechazar en bloque las comunas, la oposición se encierra en viejos prejuicios y elude su propia responsabilidad de actuar desde dentro del sistema como factor crítico, de vigilancia y control.