#Opinión: Cátedra de los derechos humanos de la UCLA Por: Francisco Cañizález Verde

La UCLA, como institución síntesis de la cultura y reflejo del alma nacional, ha planificado y tiene en funcionamiento sistemático una Cátedra de Derechos Humanos. En buena hora asumió esa relevante tarea, que la asocian, institucionalmente, a otros organismos, que laboran por afines objetivos en esta etapa de expectativas crecientes, donde resulta compromiso ineludible, mancomunar ideas y todo tipo de esfuerzos, al tomar en cuenta, que se nos priva del concepto de justicia, al transformarla en un objetivo digno de significado político.
Al frente de la Cátedra de Derechos Humanos está para realizar tarea de optimo rendimiento, nuestro apreciado amigo el sociólogo Nelson Freites, quien por vocación y doctrina, entiende muy bien, las responsabilidades que le asisten y está dedicado con entusiasmo realizador a una obra de absoluto bien común y trascendente por su utilidad colectiva.
La compenetración de ideales y la acendrada vocación de servicio, canalizan los objetivos esenciales de una Universidad en la época actual. Entre ellos participar en que la sociedad posea una idónea administración de justicia. En el entendido que la participación es la interacción del pueblo en el ejercicio de su soberanía. La sistematización del servicio que presta la Universidad, se coordina por una unidad académica que es la Extensión Universitaria, o sea, la interacción doctrinaria y critica de la universidad con la comunidad.
Muchas e indeclinables son las tareas de una Cátedra de Derechos Humanos en una institución de la categoría de la Universidad, que con mucho empeño y solvencia, anota méritos, en la defensa y conservación de los fueros humanos y contribuye, por medios adecuados, para que el ciudadano disfrute plenamente de la gama de sus libertades y derechos políticos, sin mediatizaciones de ninguna índole.
Como producto de serena reflexión y resultado de profundas experiencias académicas, el Profesor Risieri Frondizi, más próximo al dinámico palpitar del organismo universitario de la actualidad, nos traza con mano maestra, la magnitud y urgencias de la misión social que incumbe a la Universidad en un mundo de tensiones. El cambio es la característica de nuestro tiempo. Afecta todas las misiones de la Universidad y particularmente a la misión social.
La Universidad debe esclarecer y jerarquizar las acciones que involucra su misión social y estar asistida de una clara conciencia de responsabilidades ante el hombre y la circunstancia física
En esta hora de crisis colectiva, que amenaza con la disolución de la Republica, los factores nacionales positivos, deben coadyuvar adoptando las medidas capaces de superar la presente situación, para impedir que sea la voluntad de uno solo la que ejerza todos los poderes públicos, dando origen, a lo que uno de nuestros sociólogos, conceptúa: exaltación de las clases ineducadas al poder político.
Es cierto que esta etapa de desintegración que atraviesa Venezuela, hay suficientes elementos de juicio y material de interesante contenido, como fuentes básicas y documentales para el funcionamiento institucional de una bien dotada Cátedra de Derechos Humanos y sus anexos específicos.
Puede señalarse, con absoluta objetividad, que durante los trece años de arbitrariedades y corrupción que caracteriza la administración Chávez Frías, se registran según las informaciones divulgadas por la prensa 172 detenciones políticas, sin formulas de juicio. De este volumen establecido: 23 permanecen bajo medidas cautelares, sustitutivas de privativas de libertad. Otros 7, cometidos a formulas alternativas y las 4, finales, favorecidas con medidas humanitarias. Se demuestra, paladinamente, que en Venezuela, nadie puede negar la existencia de presos políticos. Se violan a cada rato los Derechos Humanos. Se viola la Constitución y el debido proceso. Se tolera la corrupción, campea la impunidad y los jueces hacen sus dictámenes con mentalidad de verdugos.