El «terrorismo y la delincuencia» hieren la «dignidad humana», dijo el viernes el papa Benedicto XVI en una intervención ante la asamblea general de Interpol.
«La violencia es siempre inaceptable en sus diversas formas de terrorismo y delincuencia, porque hiere profundamente la dignidad humana y constituye una ofensa a toda la humanidad», estimó el pontífice en español.
«Por tanto, es un deber reprimir el crimen en el ámbito de las reglas morales y jurídicas, porque las acciones contra la delincuencia han de ser realizadas siempre en el respeto a los derechos humanos y a los principios de un Estado de derecho», agregó.
«Es esencial que incluso la necesaria acción represiva vaya acompañada de un valiente y lúcido análisis de las motivaciones subyacentes a estas acciones delictivas inaceptables; es preciso prestar atención especial a los factores de exclusión social y de indigencia que persisten en la población y que constituyen un medio de violencia y odio», puntualizó Benedicto XVI.
«Por tanto, la respuesta a la violencia y a la delincuencia no puede ser delegada simplemente a las fuerzas del orden, sino que reclama la participación de todas las instancias que pueden incidir sobre este fenómeno», estimó.
Para el Papa, «derrotar la violencia es una tarea que debe implicar no solamente a las instituciones y a los organismos interesados, sino a la sociedad en su conjunto: las familias, los centros educativos, entre ellos la escuela y las entidades religiosas, los medios de comunicación social y todos los ciudadanos».
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