#Opinión: La agresión entre los escolares Por: Sira Vargas Rodríguez

-

- Publicidad -

Este es un tema actual, en Estados Unidos han ocurrido muchos incidentes originados por la burla y agresividad entre compañeros de clases. A eso le llaman Bullyng o intimidación.
Aquí no se ha tomado en serio este problema que afecta la estima de niños, especialmente a los que ya tienen vulnerabilidad en el área afectiva, por alguna limitación, sea real o ficticia. Me refiero a la real porque hay niños que tienen alguna discapacidad, síndrome, enfermedad o habilidad superior que los hace diferente al resto de los pares en alguna área, pero hay otros que su limitación es sólo de percepción.
Se consideran feos, gordos perdedores, no amados, poco agradables, solitarios. Otros, poseen características como: el lenguaje, olor, dientes, color de la piel, contextura, estatura, ojos, orejas, nariz, cabello,  entre otras, que les hacen ver diferentes y son discriminados por ello. También, los que usan algún accesorio funcional como gafas, aparatos ortopédicos. Así mismo, los que tienen hábitos que no son iguales a la mayoría o que son considerados inapropiados. Cabe destacar, que los niños son muy observadores, curiosos por naturaleza y lo bizarro llama más la atención, por lo tanto, detectan rápidamente una disfuncionalidad, y son tan espontáneos en manifestarla, que llegan a ser crueles.
En este sentido, los que son  mayoría, rechazan a la minoría que posee el rasgo bizarro, y dicho rechazo se  pone de manifiesto en un comportamiento agresivo, burlón, que se realiza de manera continua y sistemática, de tal forma que la víctima se siente acorralada, e impotente porque no puede hacer nada para detener la agresión. Esto puede conllevar a que tomen decisiones que atenten contra su integridad física.
Esta tendencia a eliminar, o disminuir al diferente es el comportamiento más cruel que puede existir, porque al minimizado se le resiente mucho su valoración. Excluirlos del grupo es lanzarlos al vacío, pierden su piso, se les desconecta de una de sus esferas de movilización, por ello se cae su pequeño mundo, el cual es representado por el grupo de convivencia, bien sea de clases, deportes o actividades extracurriculares. Al  desecharlos, de forma humillante e intimidatoria se les causa lesiones con cicatrices difíciles de borrar. Es por eso, que la mayoría de niños tiende a tratar de parecerse al grupo para encajar en él, para ser aceptados y evitar la exclusión. Por esta razón, exigen a los padres determinadas marcas, ropa, calzados, peinados de moda, para ser considerados iguales a sus pares. Ser diferente en un grupo no es bien visto, todo lo contrario, es motivo de rechazo y de burlas. Muchos niños, no tienen la fortaleza para soportar esta situación, ni para enfrentarla. No lo entienden, se sienten perdidos porque no saben cómo confrontar a los agresores. Algunas veces se lo comentan a los padres, a los maestros, pero generalmente, lo callan. En etapas tan vulnerables como la infancia y la adolescencia, un comportamiento cruel o despiadado hace trizas la frágil estima de los niños.
En consecuencia, se debe preparar a todos los docentes del país, en esta área porque se observan cada día más estudiantes que son víctimas de sus compañeros a causa de algo que los demás consideran bizarro. El docente debe estar atento a todo lo que pasa en su aula e intervenir si es necesario para proteger a los estudiantes objeto de intimidación. Por lo tanto, debe hacer entrevistas a los padres de los agresores, plantearles la situación, orientarlos y hacerles firmar actas de compromisos para que atiendan a sus hijos. Si no mejora su comportamiento, entonces referirlos al pediatra para que éste a su vez los remita al psicólogo o psiquiatra. En los liceos, deben estar incluidas sanciones en las normas de convivencia para los estudiantes que discriminen o agredan a sus compañeros. Por otra parte, los padres deben estar atentos a los comportamientos que sean una señal de alarma en sus hijos: comerse las uñas, intranquilidad en el sueño, terror a ir a clases, silencio, tristeza, palidez al acercarse a algunos niños, entre otros.
En este sentido, deben brindarle mucha confianza al niño para que les cuente todo lo que le ocurre en la escuela o en el liceo y además, defenderlo si es necesario. Comunicarse con el docente para que revise la actitud de los estudiantes, pasar por escrito la queja ante la dirección del plantel y si no le prestan atención, acudir a instancias superiores o al Consejo de Protección del Niño para que se tomen los correctivos que permitan prevenir una situación lamentable. Los padres deben creerle al niño cuando les comunica que está siendo víctima de intimidación por parte de  uno o varios compañeros y entender que no todos saben defenderse, que hay algunos que son muy temerosos. Ayudar a los hijos a fortalecer su estima, de tal manera que no se sientan agredidos por comentarios acerca de su persona.
[email protected]

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

- Publicidad -

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -