Una mayor atención al combate que América Central libra contra el crimen organizado podría ser uno de los escasos ajustes en la política estadounidense hacia América Latina y el Caribe tras la relección del presidente demócrata Barack Obama.
Dan Restrepo, quien hasta hace meses asesoró a Obama en temas hemisféricos desde el Consejo de Seguridad Nacional, dijo recientemente a The Associated Press que en un segundo mandato de Obama se podrá ver «una evolución, no cambios bruscos» en una política hemisférica cuyo fundamento describió como «trabajar con los países que quieren trabajar con Estados Unidos. Nuestro enfoque ha estado en países claves».
«La seguridad ciudadana en América Central seguirá siendo importante para el presidente, porque es algo que obviamente es un reto para la región, y tiene impacto directo sobre Estados Unidos y sus vecinos», agregó Restrepo, quien fungió durante la campaña electoral como uno de los asesores en temas de seguridad nacional.
Un agudo incremento de los índices de violencia, después de que Estados Unidos comprometiera 1.400 millones de dólares para la cooperación antinarcóticos en México a través de la Iniciativa Mérida, ha ubicado a América Central entre las regiones sin conflicto armado más mortíferas del planeta.
Restrepo subrayó que la ayuda a esa subregión mantendrá su naturaleza actual, manejada predominantemente por entes civiles y con pequeños componentes aportados por el Departamento de Defensa, y que también buscará el fortalecimiento institucional en lugar de limitarse al combate policial.
La campaña electoral prestó escasa atención a la política exterior, y cuando lo hizo se concentró en el programa nuclear de Irán o en el combate al terrorismo en Afganistán y Pakistán. América Latina ni siquiera fue mencionada en el último de los tres debates que Obama libró con su rival republicano Mitt Romney, dedicado exclusivamente a temas internacionales.
Andrew Selee, experto principal en temas mexicanos del centro de estudios Wilson Center, coincidió con Restrepo al predecir que un segundo mandato de Obama significará un «tono de mucha corresponsabilidad con América Latina, pero sin grandes iniciativas. Mucha apertura a las propuestas de la región y una actitud de cooperación para que gobiernos latinoamericanos tomen el liderazgo en asuntos hemisféricos».
Desde que asumió el poder, Obama ha sido explícito en reconocer la corresponsabilidad de Estados Unidos en el combate antinarcóticos debido a que su demanda financia a las redes criminales globales, una postura hasta entonces sin precedentes de la política exterior estadounidense. Washington ha expresado su disposición a revaluar la efectividad de los esfuerzos antinarcóticos, pero sin consentir a una legalización como la planteada por algunos mandatarios durante la Cumbre de las Américas celebrada en abril.
«Veremos más atención hacia América Central en temas de crimen organizado», agregó Selee. «Tengo la impresión de que la atención a la cooperación a gran escala seguirá en México, mientras se verán esfuerzos para ayudar a América Central, que normalmente recibe menos atención y cuyo apoyo se procesa más como ayuda externa y menos como cooperación».
Un área primordial para Washington en la región, la cooperación antinarcóticos con México sufrirá modificaciones limitadas debido a la profunda integración ya alcanzada con su vecino del sur.
Selee dijo que Estados Unidos buscará adaptar su cooperación general antinarcóticos a México a través de la Iniciativa Mérida a los cambios de estrategia que aplique el recién elegido presidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien tomará posesión en diciembre y aún no ha detallado qué hará diferente a su predecesor Felipe Calderón.
«En términos generales, la cooperación con México seguirá evolucionando con pocos cambios bruscos porque ya no es una simple relación diplomática», agregó. «Hay intereses más profundos que afectan el día a día de los habitantes a ambos lados de la frontera, así que tiende a no haber cambios bruscos».
Restrepo ofreció una perspectiva similar cuando señaló que la política bilateral «hay que decidirla con México, con sus deseos y tolerancias, porque lo que se hace en México lo hace el gobierno mexicano, no Estados Unidos. Creo que hemos profundizado la cooperación a niveles no vistos y me imagino que con el nuevo gobierno (de Peña Nieto) habrá ajustes».
Romney y el partido republicano acusaron a Obama de una falta de liderazgo en el continente que permitió el fortalecimiento de la influencia de Cuba y Venezuela en América Latina y la expansión de las pandillas y el narcotráfico.
Restrepo negó que Obama haya descuidado al continente y como evidencia que cuando ha sido necesario «el presidente ha tomado medidas contra (la empresa petrolera estatal venezolana) PDVSA por la exportación ilegal de gasolina a Irán y la designación como narcotraficantes a funcionarios del gobierno venezolano».
Al referirse a la ausencia de embajador estadounidense en Bolivia y Venezuela, Restrepo indicó que «requiere la cooperación de dos actores, de los gobiernos anfitriones y del Senado, una combinación que no hemos logrado con estas dos naciones. Es preferible tenerlos, pero no se puede forzar».
La política hacia Cuba, otra área vital en el manejo hemisférico de Washington, verá escasos cambio debido al escaso margen de maniobra que las leyes vigentes sobre Cuba dejan al jefe de estado.
Tomás Bilbao, director del Grupo de Estudios sobre Cuba _un ente no gubernamental y sin fines de lucro cuyos miembros de ancestros cubanos buscan una Cuba libre y próspera_ pronosticó que en la política estadounidense hacia Cuba «no veremos pasos agigantados en corto plazo».
El experto advirtió que las reformas económicas adoptadas recientemente por las autoridades cubanas representan un «momento demasiado importante para que no se haga nada» y exhortó al próximo inquilino de la Casa Blanca a flexibilizar aún más la política estadounidense para facilitar el acceso de recursos a una incipiente clase de pequeños empresarios en Cuba que actualmente asciende a 300.000 y que podría llegar a medio millón el año próximo.
La potestad ejecutiva permite al jefe de estado, sin intervención del Congreso y sin contravenir la ley del embargo a Cuba, crear las licencias generales de viajes a la isla _excepto la del turismo pleno_ que él considere convenientes para promover los intereses estadounidenses.
Y al mismo tiempo, el presidente tiene la autoridad de restablecer restricciones a viajes y remesas e inspeccionar de manera aún más minuciosa viajes y transacciones bancarias. Pero la «política es tan restrictiva y tan generalizada que es realmente difícil agregar más sanciones. Lo que se puede hacer es aplicar de manera más estricta las sanciones actuales», explicó Bilbao.
Restrepo aseguró que Obama defenderá la eliminación de restricciones a viajes y remesas a Cuba que adoptó ante las iniciativas de legisladores republicanos para restablecer los límites, pero descartó que un segundo mandato del presidente signifique la eliminación de restricciones adicionales.
«Actualmente (las autoridades) están evaluando el impacto logrado por las medidas ya aplicadas, antes de considerar la adopción de pasos adicionales», indicó.