No son cuentos del camino. Los propios habitantes del municipio Andrés Eloy Blanco, reflexionan acerca del estado del pueblo con grandes cualidades turísticas, pero desatendido en áreas tan necesarias como la vialidad.
Nadie está contento. En los caseríos y capital del municipio, las deplorables condiciones del asfalto, son las mismas: hay huecos en cualquier sitio. Los habitantes se preocupan por la desatención oficial.
El Jardín del estado Lara, merece una apariencia renovada, donde campesinos, productores, amas de casa, niños, adolescentes y jóvenes, gocen de una mejor calidad de vida, que parta del buen funcionamiento de los servicios públicos. Que los aspectos sencillos, propios de la vida del campo, sean bien abordados en pro de beneficiar al colectivo de la vecina localidad ubicada a una hora de Barquisimeto.
Gabriel Pérez, habitante, declaró que las vías no reciben mantenimiento desde hace varios años; ni siquiera en los alrededores de la Alcaldía es reparado el pavimento. Cuestiona el material que utilizan, para tratar de solucionar la problemática. Expone con preocupación las molestias que padecen los transeúntes y conductores del transporte rural con destino a las comunidades más apartadas.
A pesar de ser unidades doble tracción, sufren daños con el paso constante por los tramos afectados y, lo peor del caso, es que las autoridades no notan la gravedad del asunto.
Por un lado, el ciudadano común se lamenta de ver al pueblo abandonado y, en segundo lugar, los hombres humildes que ganan el sustento como transportista, deben correr con gastos elevados en los arreglos de los vehículos dañados a causa del deterioro vial.
Es como nadar contra la corriente, expone Iraida Fréitez, con residencia en el caserío La Escalera, de la parroquia Yacambú, al mencionar la falta de voluntad política en ofrecer solución. Si demoraban unos 30 minutos, desde Sanare hasta La Escalera, ahora tardan una hora completa, debido a los desperfectos del camino.
Por desgracia, no es lo único que agobia a los sanareños. Los servicios de atención médica, aunque son gratuitos, en el ambulatorio, Centro de Diagnóstico Integral (CDI) y Hospital, el paciente termina comprando hasta las gasas para la limpieza de una herida.
Felipa Pérez, habitante de Quebrada Honda, contó que las familias se someten a una angustia, cuando utilizan cualquiera de los centros asistenciales.
Los moradores exhortan a los responsables del sector salud, mayor dotación insumos médicos, a fin de garantizar la recuperación de los pacientes, sin tener que aportar dinero, cuando en la mayoría de los casos, ni siquiera tienen para cubrir los alimentos o traslados.
Fotos: Elías Rodríguez