Son tiempos complicados para la empresa de explicarnos la causa de la
derrota de nuestro candidato HCR.
Las presiones procedentes de todas
partes de la oposición son más fuertes que nunca, y no hay una
respuesta sencilla, ni única. Aparte la afición vehemente a la
persona, él hizo muy bien lo que le correspondía como líder ofertante
de un camino diferente y viable, en contraposición a la utopía del
socialismo siglo XXI. Casi seis millones y medio de venezolanos le
favorecieron con su voto, legítimamente contados. Probablemente tres
millones de venezolanos más, en el exilio voluntario o forzado,
conformarían la verdadera pared para contrarrestar la inminente
autocracia.
Que hubo encuestas, encubierta, encunados (cubanos, chinos, iraníes,
varias veces cedulados, ¿tres millones?), ventajismo, abuso del
gobierno, complacencia del CNE con el candidato oficialista, son
axiomas que quedarán para la historia del nunca jamás contada, ¡por
ahora!
Que nos interesa: 1. Demostrar que somos una fuerza creciente, que
tenemos que procurarnos seguir viviendo, ahorrándonos tiempo, costos y
frustración. 2. Evitar confusiones y retrasos, nada ni nadie nos podrá
detener de esa ruta que ya nos fue señalada, si se puede construir un
camino de progreso. 3. La dirigencia de la MUD tendrá que evaluar lo
que se quiere mejorar. 4. Potenciar el trabajo en equipo real, no solo
de palabra, en luchas y obras sociales para favorecer a los pobres. 5.
Unirnos, crear una comunidad en red para servir. 6. Hacer la
reingeniería de los partidos políticos, con sus respectivos cambios
organizativos, devolver su valor a los comités de barrios, y
dirigencia de sindicatos, gremios, y juntas comunales.
Las más brillantes apariencias, pueden encubrir las más vulgares
realidades. El mundo siempre vive engañado por los relumbrones. Aquí
hubo un solo perdedor, el país. La tristeza es general. Tenemos que
reponernos y empujar en un solo sentido.